¿A mitad de camino?

Jueves 12/11/2020

Desde ya varios meses, no se celebran bendiciones matrimoniales en nuestras comunidades, pero el motivo no es la falta de parejas que quieran prometer su amor delante del Padre celestial. Pandemia, aislamiento y restricciones, son palabras que detuvieron muchas actividades, no solo en nuestra Iglesia, sino también en varios aspectos de la sociedad.


“Lo más importante es el amor que nos une”
“En cuanto decidimos casarnos, el deseo ferviente de poder recibir la bendición de Dios estuvo presente”, expresa Mayra, quien concurre a San Nicolás Nº1 (Buenos Aires, Argentina). Su novio, Sergio, la acompaña y apoya siempre en su camino de fe.
La fecha fijada para celebrar su unión era el 19 de abril de este año, pero el aislamiento social llegó y permaneció mucho más tiempo de lo esperado. “Las primeras semanas de abril nos dimos cuenta que teníamos que rehacer los planes”, comentan. Todo apuntaba a noviembre, no obstante, la situación no mejoró todo lo deseado. “Durante este tiempo nuestro bendecidor estuvo siempre a nuestro lado. Nos alentó a mantenernos firmes, porque lo más importante es el amor que nos une y que todo transcurre bajo la bendición de Dios”, expresa la pareja. “Esperamos con muchas ansias y alegría el momento de ingresar a la comunidad y recibir la bendición divina”, agregan.

Algo mejor
“La verdad es que jamás pensamos que todo iba a terminar así...”, cuentan con cierta angustia Sofía y Gonzalo, de la comunidad Monte Grande Nº 3 (Buenos Aires, Argentina).
Ellos ya están casados. Apenas unos días antes de que se desatara la pandemia en esta parte del mundo ya habían dado el “sí”, ante las autoridades gubernamentales. Sin embargo, nuestros hermanos no pudieron celebrar este tan importante acontecimiento en el altar, “quisiera poder hacerlo con toda la comunidad presente, con mis hermanos que conozco desde que nací. Por eso queremos esperar un poco, para poder contar con la presencia de todos”, cuenta Sofía.
Cuando todo parecía tristeza y desolación, allí se impuso la fe de nuestros hermanos. “Sabemos esperar, porque Dios tiene sus tiempos. Desde el inicio de nuestra relación nos bendijo y seguramente nos tiene preparado algo mejor”, destacan. “Nos quedamos a mitad de camino, pero lo que viene es lo más hermoso”, concluyen.

Caminos que se unen
Hace más de una década, un fotógrafo en una jornada de juventud los unía para tomar una imagen grupal. Ellos no se conocían. Seguramente ninguno de los dos imaginaba que sus caminos se iban a cruzar en el futuro. Ignacio es de Tucumán y Luciana de Córdoba, años después sus caminos se cruzaron en la iglesia Alto Alberdi, en la provincia de Córdoba (Argentina). Y la historia comenzó.
“Con mi hermana ya habíamos empezado a preparar el cotillón, vamos a aprovechar el tiempo, decíamos...”. La duda comenzó a instalarse de a poco en la planificación de Luciana. ¿Podrían celebrar su matrimonio? En julio decidieron posponer el casamiento. No fue algo deseado, pero sí inevitable.
“Al principio estábamos un poco tristes, pero el paso del tiempo colocó cada cosa en su lugar y entendimos que Dios nos bendice desde el momento que decidimos incorporarlo a nuestro proyecto de vida. Lo más importante ya lo tengo, a Dios y por supuesto, a Luciana”, cuenta con mucho amor Ignacio. “Nos toca esperar un poco más, porque el tiempo es de nuestro Padre y no puedo dejar de agradecerlo por haberme regalado a Nacho como compañero”, expresa Luciana, con el mismo sentimiento que su novio.

Sueños, caminos y proyectos comienzan a cada instante. No hay mejor forma de transitarlos que tomados de la mano de nuestro amado Dios. Él mejor que nadie conoce nuestro corazón.

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