Sábado 16/12/2017
Como cada fin de año, el 16 de diciembre se realizó en la iglesia central Buenos Aires un Servicio Divino para portadores de ministerio en actividad y en descanso, con esposas y viudas de siervos. El mismo estuvo a cargo del Apóstol de Distrito Enrique Minio y fue transmitida a toda su área de actividad.
El sábado 16 de diciembre, tal como estaba previsto, se realizó en la iglesia central de la Ciudad de Buenos Aires (Argentina), un Servicio Divino para portadores de ministerio y sus esposas. También fueron convocados los portadores de ministerio en descanso ministerial con sus esposas y las viudas de siervos.
El marco musical lo aportó el coro general y la orquesta estable. El Servicio Divino fue transmitido vía satélite a los distritos del interior de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. La Iglesia estaba hermosamente preparada, colmada de siervos que daban la cordial bienvenida; al llegar todo predisponía el corazón. Se sumaban, también, hermosas melodías de la orquesta y del órgano de tubos. Después de ser anunciado el himno inicial, el coro general interpretó “Noche de paz”, muy acertado para el tiempo de Adviento que corría.
El texto del Servicio Divino fue Juan 13:15-17: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió”. El Servicio Divino fue presidido por el Apóstol de Distrito Enrique Minio.
En sus primeras palabras, transmitió el corazón, el agradecimiento y los saludos del Apóstol Mayor, con quien había tenido una comunicación vía e-mail para informarle de las actividades previstas.
Mencionó asimismo que tenía la necesidad de agradecer a todos los siervos y a sus esposas por la actividad realizada, y que ese agradecimiento se elevaba a Dios. En su servir, destacó el amor y el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, pues es Él el modelo a seguir. Él se presentó como el servidor y como el hacedor, porque obraba la voluntad del Padre. Incluso sabiendo que somos pecadores, él nos eligió, también para trabajar en su Obra Redentora.
El Apóstol de Distrito preguntó: “¿Qué es la Iglesia?”, y la respuesta fue: “Cada uno de nosotros”. Somos nosotros los que conformamos la Iglesia de Cristo. Tenemos que agradarle a nuestro Señor, pero primeramente tenemos que hacerlo en nuestras familias y después, en cada comunidad, sin adaptar la Doctrina, porque como dice el texto utilizado “… el siervo no es mayor que su señor…”.
También participaron del servir el Apóstol Herman Ernst, el Obispo Pablo Basso, los Ancianos de Distrito Gerardo Keller (Misiones) y Alejandro Caracciolo (Buenos Aires, Cuyo y Paraguay) y los Evangelistas de Distrito Jorge Nakane (La Plata y Costa Atlántica) y Luis Munafó (Punta Alta).