Jueves 06/04/2017
De acuerdo a lo previsto y tan esperado por los hermanos y hermanos de la Región de Cuyo (Argentina), el Apóstol Mayor ofició en la provincia de Mendoza, el miércoles 5 de abril de 2017.
Acompañaron al Apóstol Mayor el Apóstol de Distrito Enrique Minio y los Apóstoles de Argentina: Guillermo Canessa, Jorge Franco, Claudio González y Gerardo Zanotti, así como el Obispo Marcelo Boggio competente en la región, los Ancianos de Distrito Alejandro Caracciolo y Carlos Innocenzi, el Evangelista de Distrito Gerardo Mancini y siervos del área.
Participaron del Servicio Divino realizado en un Stadium del Departamento de Maipú, 1.884 fieles procedentes de la Región de Cuyo y alrededores.
A la alegría del encuentro sumaba la presencia del Apóstol Norberto Bianchi, quien el pasado domingo había sido colocado en descanso por el Apóstol Mayor en Buenos Aires.
Como base del servir, fue tomada la palabra de Lucas 13:30: “Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”.
“¡Mis amados hermanos y hermanas, le agradezco a nuestro Padre celestial y también a vuestro Apóstol de Distrito el haber permitido que esté aquí con ustedes esta noche!”, así comenzaba diciendo el Apóstol Mayor.
A continuación deseó que a través de la palabra, Dios pueda otorgar la fortaleza para las cargas que debemos llevar. “Él nos concede la fortaleza que necesitamos”, dijo. Pero puede suceder que a veces no utilicemos bien la fortaleza que recibimos y entonces le digamos a Dios: “¡la carga es demasiado pesada, alíviala!”. Entonces invitó a verificar que no estemos librando luchas que no debemos pelear, porque sería un desperdicio de energía. No llevar adelante una lucha innecesaria. “Sean humildes y confíen en Dios y Él hará todo en forma correcta”, expresó.
Acerca del texto bíblico leído, hizo referencia a que Jesús quería explicar que a pesar de ser miembros del pueblo escogido, muchos no creían en Él y que quienes no le aceptaban como Jesucristo, el hijo del Dios viviente, no ingresarían en el Reino de Dios. Y los “postreros” que sí creyeran, podrían ser salvos. “Necesitamos de una fe firme y de una fe viviente, que produzca cambios en nuestro corazón y en nuestros pensamientos; en la forma en que hablamos y nos comportamos. Eso es lo importante, que tengamos una fe firme y viviente que produzca cambios en nuestro ser”, dijo el Apóstol Mayor.
Para nosotros, lo importante es la salvación del alma. Queremos seguir a Jesús porque lo amamos y confiamos en Él, esto traerá salvación del alma. Y en referencia a la parábola de los obreros de la viña, hizo alusión a que nadie puede merecer la salvación por sus obras. ¡Esto es y permanecerá siendo por gracia!
Asimismo fue expresado el ejemplo de Juan el Bautista. “Nos alegra cuando Dios nos bendice como herramientas, pero eso no significa necesariamente que nuestra alma será salva.” Queremos servir al Señor y pedirle que bendiga nuestro trabajo, pero no olvidemos pedir por la salvación de nuestra alma, exhortaba el Apóstol Mayor.
Colaboraron también en el servir los Apóstoles C. González (instituido en su ministerio el domingo 2.4.2017 en Buenos Aires) y J. Franco, y el Apóstol de Distrito E. Minio.
Culminaba así un encuentro que quedará imborrable y como un verdadero hito para la Obra de Dios en esta bella región de Argentina.