Un viaje de 70 años

Jueves 26/11/2015

El domingo 22 de noviembre, los fieles nuevoapóstólicos en “Las Piedas” (Uruguay) vivieron un día muy especial: la celebración del 70° aniversario de su comunidad.


La ciudad de Las Piedras se ubica al sur del departamento de Canelones, sobre las costas del arroyo homónimo, límite con el departamento de Montevideo. Forma parte del área Metropolitana de Montevideo.
La Asociación Histórica de Las Piedras considera que el proceso de fundación de la actual ciudad comenzó un 8 de marzo de 1744, cuando Luis de Sosa Mascareñas recibe como donación un terreno de una legua cuadrada. El primer nombre de la actual ciudad fue San Isidro Labrador de Las Piedras y a partir de 1925 se la reconoce como ciudad. Su nombre tiene origen en las piedras que caracterizaban al vado por donde las carretas y diligencias en tránsito hacia y desde Montevideo cruzaban el arroyo homónimo.
Según el censo de 2011 la ciudad cuenta con una población de 71,268 habitantes.
Debido a que se encuentra en el área Metropolitana de Montevideo, Las Piedras es lo que se denomina una “ciudad dormitorio”. Muchos pedrenses estudian o trabajan en Montevideo pero viven en Las Piedras. Sin embargo la ciudad tiene una estrecha relación con la vitivinicultura, la granja y la hípica, que conforman parte de su actividad económica. Esto se suman a importantes empresas industriales y centros de servicios radicados también en la zona.
Para el Servicio Divino de aniversario, presidió la hora el Apóstol Herman Ernst, acompañado por siervos de distrito y de la comunidad. Basó su servir en la palabra de Romanos 11:36: “Porque de Él y para Él son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos”. En alusión a la fiesta que vivía la comunidad, entre otras cosas, expresó: “Cuanta vinculación con la eternidad cuando podemos vivir un Servicio Divino así. Y en esa vinculación cuánto agradecimiento…”
Si los fieles pioneros se hubieran detenido en lo que se veía al principio que eran un “puñadito” de creyentes con mucho entusiasmo… Sin embargo se permitieron ellos y permitieron a otros, sentir lo que hoy podemos vivir. Que también nosotros podamos proyectarnos en nuestra vida de fe. “¡La bendición de Dios no se deja esperar, cuando hay un corazón ferviente, cuando esta el deseo, cuando está la voluntad!”, expresó el Apóstol.
En el marco de todo lo amorosamente preparado por la comunidad para la celebración, también tuvo lugar una interpretación del coro de niños hacia el final del Servicio Divino, algo que alegró y emocionó a los 151 concurrentes.

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