"Obedecer por amor": Servicio Divino para la juventud

Domingo 15/08/2021

El Servicio Divino de palabra fue realizado por el Apóstol Claudio González, junto al Anciano de Distrito Javier Ávalos.


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Servicio Divino de palabra para la juventud – sábado 14 de agosto de 2021

Obedecer por amor

Texto bíblico: Juan 15:10
: “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.”

Mensaje: Nuestra obediencia a Jesús surge de nuestra fe y nuestro amor a Él.

Dios nos dio un gran poder y es el de amar. Nos dotó de su esencia, del amor. La máxima expresión de su amor fue el sacrificio de su Hijo. Ahora nosotros queremos buscar en nuestro corazón el amor a Dios, para ver cómo está, si nos permite hacer obras, servir, proteger lo que es de Dios.
Guardar los mandamientos
Dios primero nos mostró su amor, dándonos su salvación. Nos liberó de la esclavitud del pecado. Después nos pidió seguir sus mandamientos, para que podamos tener una vida feliz.
Queremos obedecer los mandamientos. A primera vista, la palabra “obedecer” parecería que nos limita, que nos condiciona, que le pone un freno a nuestra libertad. Pero es todo lo contrario. Porque los mandamientos de Dios son otra expresión de su amor. Él quiere que seamos verdaderamente libres.
A nadie le gusta que le mientan, que le roben o lastimen. Guardar sus mandamientos nos permite vivir en comunión, con Dios y entre las personas. Una comunión como la que Cristo tiene con el Padre.
El Señor nos pide que guardemos los mandamientos pero no en un lugar que luego me olvido, sino cerca, porque los necesitamos para la vida. Porque cada día voy a tener que decidir y quiero hacerlo plenamente convencido de que mi Padre me va a poder bendecir.

Oír y obrar la palabra de Dios
Pero no termina aquí. Necesitamos también oír y poner por obra la palabra de Dios. Tenemos que hacer el esfuerzo por seguir fieles, amar a nuestros hermanos y hermanas, participar, orar.
Otro mandamiento hermoso es el de renacer de agua y Espíritu. Esto nos posibilitará heredar el reino de los cielos y ser primicias en el día del retorno de Cristo.

Permanecer en Cristo
El Señor nos muestra el vínculo que quiere tener con cada uno de nosotros, para acompañarnos en nuestra vida:
-“Permaneced en mí y yo en vosotros”
-“El que permanece en mí, puede llevar fruto”.
-“Si permaneciereis en mí y mis palabras en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”.
Nos está diciendo que si tenemos un vínculo especial con Dios, una comunión basada en el amor, la fe y la fidelidad, aquello que pidamos y sea para nuestra salvación, será hecho. La garantía está en quien lo dijo. Fue el Señor quien expresó: “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado”.

Una fuerza especial
Cuando uno ama, todo se moviliza. Lo que hacemos con amor no nos cansa. Porque precisamente el amor es una fuerza especial. Y queremos estar cerca de quien amamos.
Cuando amamos a Dios, también queremos acercarnos a Él y oírlo, para conocerlo a Él y a su voluntad, cada día más.

Amar a Dios y al prójimo
En un mundo donde no hay tantos parámetros ni ejemplos a seguir, nosotros tenemos el mejor modelo: Cristo. Y Él nos dejó otro importante mandamiento: amar a Dios con todo nuestro corazón, con todas nuestras fuerzas y con toda nuestra mente. Y al prójimo como a nosotros mismos.
Cuando uno ama de esta manera, entonces no pasa de largo: ¡el Señor espera que nos inclinemos a ayudar a quien lo necesita!
Queremos guardar los mandamientos por amor a Dios y como expresión de agradecimiento a Él.

Agradezcamos cada día por la fe que tenemos, es un regalo de Dios. La fe es una fuente de seguridad y de confianza.
Utilicemos el poder del amor de Dios y del don del Espíritu Santo, otro regalo de Dios.
Dios le dio al ser humano la libertad desde el principio. Y no transgrede esta libertad. Por eso nos invita, nunca nos exige. Cuando el Hijo del Dios nos libera, somos verdaderamente libres.
No es hacer lo que queremos, sino convertirnos en discípulos, porque tenemos un guía a quien queremos seguir y lo queremos seguir por amor, por agradecimiento, con fe, con seguridad y, finalmente, con esperanza en lo que nos ha prometido. Que nuestra mirada vaya hacia el día del Señor, tomados de su mano, vinculados, entregándonos a Dios. Y podremos disfrutar plenamente de su gracia, de su amor y de su bendición.

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