Domingo 25/07/2021
El Servicio Divino de palabra para la juventud fue realizado por el Apóstol de Distrito Enrique Minio, junto al servir de los Apóstoles Herman Ernst y José Bonaite en transmisión desde Uruguay y Brasil, respectivamente.
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Servicio Divino de palabra para la juventud – sábado 24 de julio de 2021
Jesús, nuestro tesoro
Texto bíblico: Mateo 6: 20: “Sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”.
Mensaje: Queremos disfrutar nuestra vida, pero poniendo prioridades y tomando las decisiones correctas, teniendo a Cristo como modelo y como nuestro tesoro.
“Muy amada juventud, mis amadas hermanas y hermanos en el Señor, de corazón deseo que nuestra alma pueda recibir una muy pero muy cordial bienvenida en esta hora que está por delante, bajo la palabra de nuestro Señor”, fue el saludo del Apóstol de Distrito Enrique Minio, agregando luego unas palabras en portugués para dar la cordial bienvenida también a los jóvenes de Brasil en conexión: “Desejo que possam sentir também que estão no coração, bem-vindos” (“Deseo que puedan sentir también que están en el corazón, bienvenidos”).
Dios nos permite también en este tiempo que estamos transcurriendo que podamos buscar su ayuda, su bendición. Y sé que esta situación de pandemia no es fácil para ninguno de nosotros. Pero nuestro Apóstol Mayor nos ha reiterado, que si bien han cambiado todos nuestros planes, el Señor no ha cambiado su plan. Entonces queremos permanecer en el camino tomados de su mano.
Esta palabra fue expresada por Jesús en el Sermón del Monte. Un versículo antes dice: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan”. Luego viene la palabra que hemos leído: “Sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan”. Con esto, ¿qué es lo que Dios quiere decirnos?
Prioridades
Jesús intentaba colocar una escala de prioridades. Miramos a Jesús, que es nuestro modelo y nuestro futuro. ¿Cómo vivía? Jesús disfrutaba de la vida. Compartía con sus amigos, asistía a festejos, le gustaba estar rodeado de aquellos a quienes amaba y disfrutar también como ser humano lo que Dios había permitido.
No se trata de privarnos de todo aquello que Dios permite en nuestra vida ni de que no seamos felices, o que llevemos una vida de sufrimiento. Cuando aquí entonces habla de hacer tesoros en el cielo, se refiere a que los hagamos en el camino de Dios. Esto no implica dejar de lado todo lo que nos toca vivir, dejar de:
-tener proyectos, mirar al futuro o planificar,
-tener conocimientos,
-obtener riquezas materiales.
Lo que Dios nos pide que podamos transitar la vida disfrutándola con todo lo que Él nos brinda. Pero poniendo prioridades y sabiendo tomar las decisiones correctas. Nos pide llevar la vida de nuestra alma en un correcto equilibrio, también disfrutando de la vida material.
Jesucristo, nuestro tesoro
Cristo es nuestro futuro. Hacia Él queremos mirar. En Él queremos reflejarnos. Y entonces, ¿qué necesitamos para alcanzar su imagen, para ser como Él?
-Creer en Él, fortalecer nuestra fe en Jesucristo. Y luego, con nuestras obras, ser testimonio de la Obra de Dios.
-Ser un discípulo de Jesucristo. Para amar y seguir a Cristo, necesitamos conocerlo.
-Sentir como Cristo, es decir, tener sus mismos sentimientos.
¿Cómo logramos todo esto?
-Orar: Nos ayuda orar fervientemente a nuestro Padre, para que nos dé todo lo necesario. Es hermoso abrir nuestro corazón y contarle a Dios todo, todo lo que nos pasa. Ser transparentes, contarle nuestros deseos, porque en todo aquello que sea de bien para nuestra vida del alma, Él va a colocar su bendición. De esto no tengamos duda.
-Escuchar y apropiarnos de la palabra de Dios en los Servicios Divinos: Apropiarnos de la palabra significa preparar nuestro corazón para cada Servicio Divino, para cada encuentro con Dios. Orar previamente, para afianzar nuestra relación individual con Él, para prestar atención y entender lo que quiere decirnos. Luego lo tendremos que reflexionar. Y finalmente, ponerla por obra. Recién ahí nos hemos apropiado de ella.
-Lo que nos da la fuerza para vencernos a nosotros mismos y todo aquello que aún no nos permite avanzar es tener comunión con Cristo en la Santa Cena.
-Descubrir los dones en la comunidad, los dones de mi hermano y de mi hermana. Esto nos permitirá ver lo que Cristo va colocando en cada corazón.
Es un camino y un desafío hermoso. Y el Padre nos invita a transitarlo para poder recoger este tesoro, sabiendo que Cristo nos va a amar siempre. Él está para nosotros. Quiere que podamos alcanzar salvación.
Cristo, nuestro amigo
Cristo nos invita, no nos impone absolutamente nada. Es nuestro amigo, en el que podemos confiar plenamente. Él quiere decirnos la verdad y lo hace con amor, con paciencia. Cristo quiere hacernos libres para que en las prioridades que pongamos en nuestra vida no quedemos atados a lo que tenemos, sino que transitemos el camino buscando ser quien queremos ser. Que nos decidamos por Él. Que nos vinculemos con amor y sin prejuicios. Perdonando y reconciliándonos. Siendo sabios en nuestras decisiones y en nuestras palabras. Ayudando al prójimo. Cuidando la creación de Dios, cuidando también nuestro cuerpo. Empezamos por cuidarnos nosotros, para luego cuidar también lo que nos rodea. Y miramos hacia lo que está en el futuro, hacia adelante, hacia el encuentro con Cristo.
¡Que Jesús pueda ser el tesoro de nuestra vida!
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