Lunes 15/03/2021
El Servicio Divino del mes de marzo para la juventud fue realizado por el Obispo Mario Morales. Lo acompañó en el servir el Primer Pastor Daniel Guastadisegno.
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Servicio Divino de palabra para la juventud – 13 de marzo de 2021
Comunión
Texto bíblico: Romanos 1:11: “Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados.”
Mensaje:La fe genera comunión con Dios y unos con otros.
El Apóstol Pablo no conocía a la comunidad de Roma. Escribe una carta a los romanos y el texto de hoy es parte de ella. La comunicación no era muy sencilla en aquel entonces. Pero había algo que posibilitaba la comunión del Apóstol con la comunidad: la fe.
Cuando dos personas están enamoradas, quieren estar juntas. Pero las cosas no siempre resultan tan simples. Hay situaciones que a veces impiden ese encuentro. No obstante, el amor siempre es creativo y uno busca la manera de comunicarse, de acercarse a aquel a quien ama. En ese mismo sentido, queremos estar “enamorados” de nuestra iglesia. Quiere decir, tener el deseo de estar, de pertenecer y amar también las enseñanzas que aquí recibimos.
Hay algo que nos une a todos y es la fe. La fe hace posible que, aunque no nos conozcamos, podamos tener un mismo sentir: porque amamos a Cristo y esperamos su retorno. Jesucristo y su venida son el fundamento de nuestra Iglesia.
Entonces, como los enamorados, anhelamos el encuentro con Cristo, esperamos que se cumpla su promesa. Esa promesa alienta nuestra esperanza y ahuyenta los miedos, los temores al “qué va a pasar”. Porque esas cosas nos van secando por dentro, nos quitan la esperanza, nos quitan la fe y aumentan la angustia.
Es distinto cuando le damos lugar a la palabra de Dios y a la esperanza. Esto no implica que dejemos de lado nuestros proyectos y expectativas, que son también necesarios. Pero nuestra vida siempre la dejamos en las manos de Dios. Él es el que nos prospera y en Él queremos colocar nuestra esperanza.
Permitamos que el don del Espíritu Santo que recibimos en el Santo Sellamiento vaya creciendo en nosotros. Para eso, queremos escuchar la palabra de Dios, mirarnos en el Evangelio y ahí nos daremos cuenta de qué tenemos que cambiar. Y para saber cómo estamos, el modelo que tenemos no es ningún hombre: es Cristo. Dios utiliza a seres humanos para expresar su voluntad. Pero el modelo es nuestro Señor Jesucristo .
¿Y Él de qué manera obraba? ¿Cómo era su comportamiento? Veamos algunos ejemplos:
-El encuentro con la mujer samaritana: Los judíos despreciaban a los samaritanos. Y Jesús , siendo judío, le pide agua a una mujer samaritana. Jesús no estaba para cambiar las costumbres ni las tradiciones. Lo que hizo fue poner en práctica el amor. Le habló de tal manera que después la mujer lo reconoció ya no como judío sino como profeta. Jesús había tocado su corazón, le había hablado con amor y sin prejuicios. Lo demostró con hechos. Entonces, cuando el don del Espíritu Santo se desarrolla en nosotros, lo que vemos es al prójimo y lo tratamos con amor.
-Nicodemo era un rabino, un sacerdote, que se acercó a Jesús y le preguntó qué tenía que hacer. Jesús le habló de nacer otra vez y Nicodemo no lo comprendía. Pero igualmente se había acercado a Jesús, fue a buscarlo. No siempre entendemos todas las cosas. Otras veces las entendemos pero no es fácil hacerlas. Somos “un pequeño Nicodemo”. Pero aunque fracasemos, sigamos intentando.
-El joven rico le dijo a Jesús: “Maestro bueno, ¿qué tengo que hacer...?”. Jesús primero le preguntó por qué lo llamaba bueno: “Bueno es mi Padre que está en los cielos”. Reservaba toda la gloria para Dios. Pero había logrado tocar también el corazón del joven, que siendo rico, con una buena educación y posesiones, quiso acercarse a Jesús.
-“Dejad a los niños venir a mí”. Los discípulos primero intentaron alejar a los niños, pensando tal vez que lo molestarían. Pero Jesús en cambio expresó esta frase, pidiendo que no se lo impidieran.
En síntesis, Jesús no dejaba afuera al que era diferente. A todos les quiso alcanzar el Evangelio. Sin distinciones. Al hablar y acercarse, lograba tocar su corazón. Este es el modelo que queremos imitar. Cuando llevamos el Evangelio, ¿podemos “enamorar” a otros?
Jesús enseñaba y después respetaba la libre voluntad de las personas. No manipulaba ni utilizaba su autoridad para imponer su pensamiento, su sentimiento. No hay que contaminar el Evangelio con cuestiones que uno le va agregando. Transmitimos el Evangelio con pureza. Esa es la gran tarea de nuestros Apóstoles y nosotros la queremos acompañar.
“La fe genera comunión con Dios y unos con otros”, es el mensaje de este día. Vivamos esto y dejemos que el don del Espíritu Santo se desarrolle en nosotros. Perfectos no somos ni lo vamos a ser. Pero por lo menos lo intentamos. Queremos luchar con todas las fuerzas para generar ese sentimiento de pertenencia en la comunidad donde me toca estar y para no quedar atrás en el día del Señor.
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