El pobre es rico

Lunes 08/02/2021

El Servicio Divino por transmisión del domingo 7 de febrero de 2021, para los países de habla hispana de la INA Sud América, fue realizado por el Apóstol Herman Ernst. Le acompañó en el servir el Anciano de Distrito Sergio Pereira.


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Servicio Divino de palabra – 7 de febrero de 2021

El pobre es rico

Texto bíblico: Mateo 5: 3, “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es
el reino de los cielos.”

Mensaje: El pobre en espíritu es rico en Dios.

El Apóstol comenzó la hora compartiendo un bello sentir. El himno “Señor necesito de ti” despertó en su corazón las primeras palabras: "depender de Dios es lo más hermoso que nos puede pasar. Allí está nuestra verdadera libertad, la que nos permite tomar las decisiones siempre con sabiduría”.

El texto del día correspondía al inicio del Sermón del Monte. Mateo 5: 3 es la primera de las bienaventuranzas que Jesús menciona. Allí, Cristo se presenta como el Legislador del reino de Dios y, como tal, establece algunas pautas.
En primer lugar, hace referencia a la pobreza. Jesucristo siempre estuvo cerca de los pobres. Una de sus principales preocupaciones era que ellos se sintieran cerca de Dios y amados por Él.
“La pobreza material no es un obstáculo para poder alcanzar la vida eterna. Pero tampoco vivir situaciones penosas sobre la tierra asegura la salvación”, expresó el Apóstol. “No tener riquezas no es una condición indispensable para seguir a Jesús”, afirmó el siervo.

Buscar la comunión con Dios
“Lo importante es ser pobre en espíritu”, destacó el siervo. Pero ¿por qué? El pobre en espíritu sabe que todo le pertenece a Dios y que depende totalmente de Él. No busca hacer su propio camino, con sus propias reglas. Por el contrario, en todo lo que emprende busca la bendición del Padre celestial.
El pobre en espíritu tiene una vida equilibrada. “Fuimos creados para tener una vida en comunión con el Padre”, dijo el Apóstol. Los días pueden tornarse “grises” si perdemos ese equilibrio, esa comunión. Además, el pobre en espíritu vive en paz, porque toma las decisiones correctas. Logramos esto si colocamos por delante al Señor.

Reconocer las propias limitaciones
Somos pobres en espíritu cuando podemos ser conscientes de nuestras limitaciones. “No se trata de entender, de razonar todo o dominar todas las cosas. Sino saber esperar en el Señor y permanecer tomado de su mano”, manifestó el Apóstol al respecto.

Reconocer la propia necesidad de ayuda
El pobre en espíritu no pretende otra cosa que hallar gracia ante Dios. No establece una relación con el Señor condicionada a resultados, por el contrario, se humilla frente a Dios y al prójimo, una y otra vez. Somos necesitados de la gracia, todo es amor inmerecido.
“Seamos pobres en espíritu para ser verdaderamente agradecidos, Dios nos ha creado para que tengamos comunión eterna con Él. Lo mejor que podemos hacer es colocar nuestra voluntad bajo la suya”, concluyó el siervo.

Llegar a ser uno en Cristo
Cuando somos pobres en espíritu no tomamos cuenta de nuestros méritos. “Sabiendo que todo es gracia, somos felices de que Dios nos mire por nuestra fe y capacidad de amar. Muchas veces tenemos errores y no conseguimos los resultados que deseamos. Dios todo lo ve y lo sabe, en ello queremos confiar. Él conoce nuestra intención y sobre eso debemos prestar atención”, expresó. Solo si buscamos la semejanza con Cristo, podremos llegar a ser uno en Él, “aquí está la verdadera comunión”, afirmó el Apóstol para finalizar.

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