Resumen del Servicio Divino

Lunes 20/07/2020

Compartimos un resumen del Servicio Divino de palabra del domingo 19 de julio que presidió el Apóstol Herman Ernst junto al Anciano de Distrito Mario Falero, quien colaboró en el servir.


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Servicio Divino de palabra – domingo 19 de julio de 2020

Tema:
Los Diez Mandamientos: No matarás

Título: El quinto mandamiento

Texto bíblico:
Éxodo 20:13: “No matarás.”

Mensaje: La prohibición de matar también es un mandamiento: ¡Debes preservar la vida!

“El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”, dice en Mateo 24:35. La palabra de Dios permanece, es auténtica y de cada día. Nuevas facetas surgen a través del Espíritu Santo y es una maravilla que queremos volver a disfrutar en cada oportunidad ante el altar.
Y sería bueno detenernos para hacer una revisión en nuestro interior, volviendo a las bases de nuestra fe. Preguntarnos: ¿Creo en Dios? ¿Es mi vida un testimonio de mi fe y confianza en Él? ¿Creo en Jesucristo, en el Espíritu Santo, en la Iglesia, en los Apóstoles, en los Sacramentos, en el retorno de Cristo? Y así repasar nuestra Confesión de fe.
En esas bases tenemos también los Diez Mandamientos. El quinto, del que hablamos hoy, dice “No matarás”. Parece tan evidente que quizás por eso lo dejamos pasar, porque pensamos que nada está más lejos de nuestras intenciones y que jamás lo haríamos. Pero el Señor quiere volver sobre esto.
Los seres humanos no tenemos decisión sobre la vida y la muerte. Nos sometemos a la voluntad de Dios. Ya al comienzo del primer mandamiento nos dice: “Yo soy el Señor, tu Dios”. Y en la oración que nos enseñó Jesús, en el Padre Nuestro, oramos: “Hágase tu voluntad”.
Es una palabra simple: no matarás. No obstante, hay muchas interpretaciones que se desprenden de ella. Ya en el tiempo del pueblo de Israel había más de 600 leyes que surgieron a partir de los Diez Mandamientos, donde eran consideradas diferentes circunstancias para reglamentar la acción del hombre.
Hoy Dios nos quiere hablar de una manera clara. En el capítulo 5 del Catecismo INA habla del sentido original de los mandamientos. Cristo dejó en claro todo su alcance y el deseo del Señor detrás de ellos.
“No matarás” se trata de preservar la vida. Dios es la fuente de la vida. Cuando se hizo hombre en Jesucristo nos dijo que Él es la verdad y en Él podemos reconocer lo que trasciende nuestra vida material, todo lo que pasa por el alma. También Él es la vida: nos da la oportunidad de una vida en eterna comunión con Dios y de vencer al pecado y la muerte, como Él los venció. En esa potestad, nos guía al Padre en el camino que estableció (comparar con Juan 14:6).
Jesucristo es la luz y la vida. En contraposición, están la muerte y la oscuridad. Nuestra vida está llena de grises, pero cada decisión determina un paso hacia la luz o hacia la oscuridad. En Deuteronomio 30:15, dice: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal”.
Nuestra decisión es por la vida, por preservarla. A veces parecería que algunas decisiones son menos trascendentales que otras, pero una pequeña mentira, un mal pensamiento nos condiciona. Debemos atender cada decisión para poder conservar esa libertad que Cristo nos da, como dice el lema de este año.
Jesús expresó: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio” (Mateo 5:21-22). No nos permitimos quedar en enojo, para que luego no se transforme en odio. Quisiéramos erradicar este sentimiento de nuestro corazón. Rechazamos todo tipo de violencia, ya sea social, en el matrimonio, en la familia, entre padres e hijos. Siempre hay otro camino y otra posibilidad.
La violencia ocurre a través de actos, palabras y también en lo que escribimos o expresamos en redes sociales, que muchas veces se usan para expresar estados de ánimo momentáneos. Pero esas palabras quedan en las personas. Esto también forma parte de este mandamiento. Podría suceder que con nuestras palabras y actitud quizás “matemos” la fe, la esperanza de alguien que buscaba a Dios… A veces podríamos juzgar, encasillar al otro, entonces decidimos no hablarle de Dios. Pero quizás le estamos negando una ayuda. Esa alma puede sentirse sola o abandonada. No nos olvidemos de nadie, no desechemos por una apariencia o prejuicio. Somos todos hijos de la gracia.
Por eso debemos ser muy responsables en nuestro proceder y entender que cada encuentro con nuestro prójimo es una posibilidad de dar a conocer a Dios, de ser un testimonio de la fe. Queremos preservar también la vida del alma.
Para vencer a la muerte tenemos que amar a nuestro Padre con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente y al prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39).
¡Que en todo lo que hagamos podamos considerar el final, siempre quedando en el camino donde Dios nos pueda bendecir!

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