Todos los días, con nosotros

El miércoles 25 de mayo de 2016 la iglesia Colonia 1 (Uruguay) recibió la visita de los Apóstoles Jorge Franco (de Argentina) y Herman Ernst. Ambos se sorprendieron gratamente cuando niños de preescuela y escuela dominical los recibieron en la entrada con un presente.

El Apóstol Franco, quien coordina en Argentina las tareas del área de música en la Iglesia, viajó a Uruguay para participar de un encuentro con los hermanos y hermanas que colaboran en esta área en ese país, a fin de compartir visiones, objetivos y necesidades relacionados a esta actividad.
Ese miércoles por la tarde y acompañado por el Apóstol Ernst (de Uruguay), ofició en la iglesia Colonia 1 que, con su capacidad colmada y mucha expectativa, aguardaba la anhelada visita. Comenzó la hora con la entonación del himno Oíd la voz del cielo, predisponiendo el corazón en los 210 presentes. El texto bíblico utilizado por el Apóstol Franco fue Hebreos 10:12-13: Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies.
En su prédica, el Apóstol expresaba la seguridad que debemos tener respecto a que Jesús está a la diestra de Dios y ese de ahí en adelante nos dice que nos toca a nosotros hoy vivir a ese Jesús. Desde allí Cristo produce muchos efectos en nosotros. Tenemos nuestras situaciones, hechos de la vida, cosas que resolver pero sabemos que tenemos a Jesús sentado a la diestra de Dios. Él nos conoce y es el mediador entre Dios y nosotros; intercede por aquellos que buscan la salvación.
Nuestra tarea es acercarnos a Él y purificar el corazón, sin dudar y firmes en la esperanza. El Señor está todos los días con nosotros, manifestaba el Apóstol Franco.
Colaboraron en el servir el Apóstol Herman Ernst, el Anciano de Distrito Enrique Rizzardini y el Evangelista de Distrito Aldo Mignone.
Una vez finalizada esta hora, toda la comunidad recibió un afectuoso saludo de los Apóstoles, que estrecharon la mano a cada uno de los fieles.