Viernes 27/09/2024
El viernes 27 de septiembre, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider ofició en la iglesia Alto San Pedro (Bolivia), donde pudieron congregarse hermanos y hermanas de todo el departamento de Santa Cruz de la Sierra.
Bolivia es un mosaico de colores y culturas. Un país que cautiva por su diversidad geográfica y cultural y por su rica historia. Actualmente Bolivia forma parte de la Iglesia Nueva Apostólica Sud América, junto con Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay, a cargo del Apóstol de Distrito Enrique Minio. En total, son 13 las comunidades activas. La mayoría se concentra en Santa Cruz y La Paz, las restantes se distribuyen en Potosí, Trinidad, Tarija y Cochabamba.
Santa Cruz de la Sierra es una de las principales ciudades. De clima tropical, cuenta con importantes industrias, además de lugares de entretenimiento, restaurantes, museos y centros culturales.
El encuentro tan esperado
Santa Cruz sería el punto de encuentro. Sorteando el intenso tráfico del viernes por la tarde, los hermanos y hermanas fueron llegando desde temprano a la iglesia Alto San Pedro. Además de la anfitriona, participaron de manera presencial las cuatro comunidades del departamento: San Carlos, Km 6, El Torno y 30 de marzo. Recibirían la transmisión en directo a través de Internet las demás comunidades del país, como así también las del resto del área.
El motivo era muy especial: allí los visitaría el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider. Junto a él, llegaron los Apóstoles de Distrito Mark Woll, de Canadá, y Enrique Minio, de la Iglesia regional Sud América. También el Apóstol Pablo Basso y el Obispo Javier Ávalos; ambos tienen a su cargo la atención de las comunidades de Bolivia. Acompañaron además los dirigentes de distrito Freddy Mercado y Calixto Tapia, ambos de Bolivia.
El Apóstol Mayor y sus acompañantes fueron recibidos por un coro compuesto por niños de las diversas comunidades de Santa Cruz. Habían ensayado juntos una sola vez, pero en sus hogares practicaron el himno con un audio muchas más. El resultado: ¡una hermosa y alegre bienvenida!
Dios nos ama a todos, con el mismo amor
El Apóstol Mayor basó la prédica en el texto bíblico de Gálatas 3: 27-28: “Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
En primer lugar, compartió su alegría y agradecimiento por poder estar junto a los hermanos y hermanas. “Es una bendición para mí estar aquí”, expresó. Luego, dejó un mensaje dirigido a aquellos hermanos y hermanas que atraviesan tiempos difíciles, que tienen que lidiar con situaciones y circunstancias. Retomando el relato bíblico de los discípulos durante una fuerte tormenta en el mar, el Apóstol Mayor recordó que incluso el agua estaba llenando el bote. Pero Jesús también estaba allí. “No te olvides: Jesucristo está en nuestro bote”, dijo, llevando ahora el relato a nuestros días. Y exhortó: “¡No temas! Confía en Él, que calmará la tormenta y dará de su paz”.
Luego desarrolló la palabra del día, que se trataba de una carta escrita por el Apóstol Pablo a la comunidad de los gálatas. Allí había algunas diferencias. Esto también sucede en nuestros días. “Todos somos muy diferentes”, dijo el Apóstol Mayor y profundizó: “Pero como hijos de Dios, todos somos sus herederos y podemos entrar en su reino. Dios no hace diferencias. Ama a todos con el mismo amor”.
Todos pueden tener el acceso a la salvación. Sin importar la situación ni las condiciones de vida. “Cada uno puede ser salvo”, enfatizó. Dios quiere darle la vida eterna a cada uno. Sin diferencias.
Alcanzar la vida eterna
Ese regalo es lo más grande que el ser humano pueda tener. Para alcanzar la vida eterna, también tenemos que hacer nuestra parte. El texto bíblico habla de estar “revestidos de Cristo”. En primer lugar, debemos renacer de Agua y Espíritu. Pero esto no es suficiente. Además, es necesario:
-Mantener nuestra promesa de renunciar al mal: por ejemplo, a la mentira, la envidia y la violencia.
-Vivir conforme al Evangelio, reconociendo que el mismo Evangelio es válido para todos.
-Ser uno en Cristo. Somos diferentes, pero cada hijo de Dios ha recibido exactamente el mismo don del Espíritu Santo y recibe la misma Santa Cena. A todos Dios nos provee su ayuda.
A veces podríamos decir que las diferencias son injustas. No sabemos por qué es así, pero tenemos que confiar en Dios, porque sabemos que ama a todos con el mismo amor. Confiamos en que nos dará la fortaleza para vencer. Nos dará todo lo que necesitemos. Dios es perfecto y justo. Confiamos también en su justicia, Él no comete errores.
Entonces no se trata de abandonar nuestra personalidad, de ser todos iguales. Pero cuando nos revestimos de Cristo, somos capaces de aceptar al prójimo así como Cristo nos acepta. Somos diferentes pero nos necesitamos unos a otros. Cada uno es necesario en la Obra de Dios y puede ser de bendición para los demás. Y cada uno puede entrar en el reino de Dios. Pues a todos nos ofrece lo mismo: la vida eterna.
Colaboró en el servir el Apóstol de Distrito Mark Woll. Luego de celebrarse la Santa Cena y sobre el final de la hora, el Apóstol Mayor reiteró su agradecimiento y aún dejó una palabra para los 315 fieles allí reunidos y para todos aquellos que participaban de la transmisión: “Dios está con ustedes. ¡No lo olviden y confíen en Él!”.