La música en el alma

El domingo 24 de noviembre de 2013 los integrantes del Coro y Orquesta de Niños, tal como lo vienen haciendo en los últimos años, dieron un concierto en la iglesia central de Buenos Aires para celebrar el Día de la música. También hubo una participación especial del Coro de Padres. La iglesia estuvo repleta de invitados, familiares, niños y niñas que con mucho entusiasmo y alegría disfrutaron de todas las melodías.

En los últimos tiempos ya se ha transformado casi en una tradición que el día de la música se celebre también en la Iglesia Nueva Apostólica. El Coro y la Orquesta de Niños aprovechan y esperan esta oportunidad para mostrar los resultados de todo un año de trabajo, que son siempre más sorprendentes, de la mano de sus directoras, Roxana Bravo y Laura Minniti.
Una gran y hermosa clave de sol quedaba a la vista al frente de todos, como símbolo de esa tarde musical. Los Apóstoles Norberto Bianchi y Jorge Franco, recién llegados de viajes por su actividad ministerial, pudieron estar presentes, lo mismo el Apóstol Vicente Teti (en descanso), que acompaña las actividades de la Escuela de Música desde sus inicios.
Sorprendió entonces el Coro de Niños con una vestimenta especial: túnicas negras y chalinas de colores. Sus integrantes tienen entre 6 y 14 años. Entonaron ocho canciones en distintos idiomas y estilos. Hubo solitas, movimientos coreográficos, palmas y hasta sonidos producidos con las voces. La Orquesta, formada por instrumentos de todo tipo, interpretó nueve piezas musicales. Varios de los niños del coro también participan de ella. Algo para resaltar es que cada instrumento tuvo su oportunidad de destacarse, con partituras especialmente escritas para ellos. Los propios integrantes de la Orquesta explicaban las obras a los invitados a medida que las iban realizando.
Finalmente llegó el Coro de Padres. En “Elevad vuestras voces”, el conjunto se ubicó cerca del altar, por detrás de la Orquesta y junto con ella interpretaron esta obra, que incluyó la angelical voz de una niña solista. La interpretación gustó tanto que se volvió a repetir luego de la oración final.
“¿Cómo hago para no llorar?”, expresó el Apóstol Bianchi cuando fue invitado a hacer la oración final (…) Esto fue realmente un regalo del Padre. Deseo la abundante bendición de Dios en esta tarea que están realizando. Les agradezco en nombre de toda la Iglesia”, fueron las palabras del Apóstol, quien no pudo evitar derramar alguna lágrima de emoción. “Ha quedado demostrado que con esmero, trabajo, esfuerzo y dedicación se pueden conseguir resultados. Que también todo este empeño lo puedan colocar en el desarrollo de su vida de fe”, fue el mensaje final del siervo.