El Espíritu Santo nos guía a pedir con insistencia por el retorno de Jesucristo

Miércoles 15/11/2023

Bajo este mensaje se desarrolló el Servicio Divino del domingo 12 de noviembre, que por transmisión fue realizado por el Obispo Luciano Frisardi. Acompañó en el servir el Evangelista de Distrito Adrián Bolotra.


Servicio Divino de palabra - Domingo 12 de noviembre de 2023

Texto bíblico:
Apocalipsis 22:17: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente.”

Mensaje: El Espíritu Santo nos guía a pedir con insistencia por el retorno de Jesucristo.

El Apocalipsis es el libro de la revelación, acerca del plan de salvación de Dios y el suceso central: el retorno de Cristo. El Apocalipsis describe el tiempo final, pero sobre todo nos prepara y dispone para ese día.
Cada uno tiene diversas metas en la vida. Tal vez no alcancemos todo lo que anhelamos. Pero Dios nos enseña que tiene una meta que es posible alcanzar y que no depende de situaciones, de carencias ni limitaciones. La meta de nuestra fe es llegar al día del Señor como dignos y no habrá nada ni nadie que pueda impedir esto, si tenemos ese deseo, esa vocación de alcanzarla.
Quisiéramos que el retorno del Señor no sea algo accesorio en nuestra vida, sino el centro. Esto no siempre sucede, aun concurriendo asiduamente o colaborando en la Iglesia. A veces pasan días en los que ni siquiera pensamos que puede ser el día del Señor. Por eso necesitamos del sostén del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo y la esposa, que constituyen el pueblo que espera al Señor, en comunión dicen “ven”. Cuando dejamos de decir “ven”, es decir, cuando dejamos de pedir y anhelar ese día, el Espíritu Santo nos impulsa, nos levanta nuevamente, nos hace recordar nuestra pequeñez y la grandeza del amor de Dios. Es el que nos asiste y ayuda para que no dejemos de lado aquello que debería ser central en nuestra vida.

La petición por el retorno como testimonio del Evangelio
El plan de salvación de Dios se va a cumplir, no hay nada que lo pueda impedir. ¿Podríamos pensar que si no clamamos no se va a producir la venida del Señor? Sin duda que esto no es así. Ese clamor representa a nuestro deseo de ser parte de ese día y que ese anhelo permanece bien alto dentro de nuestro corazón.
Entonces habrá una actitud de alegría, esperanza, paz y seguridad, que es lo que transmite aquel que está esperando ansiosamente al Señor. Esto luego se contagia, no porque estemos hablando siempre del retorno de Cristo, sino por el sentir, por una forma de ser y de vivir. Habrá otros que entonces oirán este mensaje y podrán sumarse al pedido: “Señor, ven”. Nuestra tarea maravillosa será ayudarlos a que puedan percibir ese llamado, a que puedan comprender que Dios tiene algo maravilloso también para ellos. Y esto abarca a todos, porque no hay ninguna exclusión de parte de Dios, sino todo lo contrario. Dios siempre suma, siempre incluye.

El anhelo por el agua de la vida
Nos preguntamos: ¿De qué tengo sed, cuál es mi anhelo? ¡Qué hermoso que podamos tener por sobre todas las cosas esa sed de estar junto a Dios eternamente! Jesús nos invita a tomar de esa agua, con la que nunca más tendremos sed. ¡Qué hermoso también que podamos ir en búsqueda del Señor! Para recibir esa agua que enriquece y que es brindada gratuitamente. No hay aquí méritos propios que nos permitan gustar de esa agua para vida eterna, sino que la valoramos como una dádiva que Dios nos brinda por gracia.

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