Una semillita…

El sábado 27 de mayo de 2023, niños y niñas de comunidades de Avellaneda (Buenos Aires), disfrutaron de un Servicio Divino especialmente dedicado a ellos. El servir estuvo a cargo del Obispo Leonardo Berardo.

Por la tarde, acompañados de sus familias, los pequeños invitados provenientes de las comunidades Sarandí Este, Villa Corina, Villa Domínico, Avellaneda y Sarandí comenzaron a llegar a la iglesia Dock Sud (sur del Gran Buenos Aires). Allí los esperaban los anfitriones, siervos y maestras de preescuela dominical, escuela dominical y enseñanza de religión.

Después de dar la bienvenida a los 114 asistentes -de los cuales 35 eran niños-, el Obispo comenzó su prédica, que estuvo basada en la cita bíblica de Lucas 12:27: “Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan, ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria?se vistió como uno de ellos”.

“¿Saben que ustedes están creciendo? Cada día son un poquito más grandes que el anterior”, mencionó el siervo ante la mirada atenta de los invitados. “Lo mismo sucede con las flores del texto bíblico, los lirios”, explicó el Obispo. Llevándolo al terreno espiritual, señaló que, a través del Santo Bautismo, la Santa Cena y el Santo Sellamiento, Dios colocó una semilla en nuestro corazón. Por la palabra, ella se desarrolla para que obremos como Cristo. “El Padre celestial desea que en nosotros pueda crecer el amor a Él y al prójimo”, agregó el siervo.

Ayudar, acompañar a un compañero de la escuela o a un amigo cuando se siente triste, ser agradecidos, asistir a la iglesia y a las horas de enseñanza en la comunidad, son cualidades del alma que Dios ve con agrado, mencionó el Obispo.

Luego de la breve prédica, los niños compartieron una clase junto a sus maestras. Tanto el Obispo como los siervos que lo acompañaron, se acercaron a los pequeños para aprender con ellos a través de diferentes ilustraciones. “La palabra es la comida de nuestra alma” y “el alma crece cuando viene al Servicio Divino”, fueron algunas de las frases pronunciadas por los niños. Rápidamente habían comprendido la premisa de la hora.

Al finalizar la clase, el Obispo realizó la oración y los niños volvieron a su hogar alegres por el encuentro que habían vivido en la comunidad.