El Espíritu Santo nos guiará

Lunes 08/05/2023

Bajo este mensaje se realizaba el Servicio Divino dominical, que por transmisión fue realizado por el Apóstol Claudio González. Estuvo acompañado en el servir por el Primer Pastor Pedro Caporaletti.


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Servicio Divino de palabra - Domingo 7 de mayo de 2023

Tema: La promesa del Espíritu

Texto bíblico: Ezequiel 36:27 “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra”

Mensaje: El Espíritu Santo nos guiará.

A veces tenemos preocupaciones, circunstancias que vivimos y son de difícil resolución. Hoy Dios nos dice: “¿Recordás todas las promesas que yo di? Todas se han cumplido en Jesús”. Esto tiene que ser nuestro consuelo. Porque las promesas de Dios y el don del Espíritu Santo que tenemos son una fuente de consuelo especial. En nuestras preocupaciones y luchas, hemos visto muchas veces que Jesús ha caminado con nosotros. Porque nuestra fe puede ver y percibir lo que es de Dios.

Nuestro amor a Dios y el amor de Dios sobre nosotros se renueva siempre en nuestro corazón. Con el tiempo ese amor crece en sabiduría y en conocimiento; aprendemos a dar valor a las cosas importantes y lo esencial pasa a tener un lugar especial en nuestra vida. No hay que hacer muchas cosas, simplemente colocar al Señor como lo primero y buscar ante todo su reino y su justicia, su palabra, su gracia, su perdón, la Santa Cena, la comunión con Él y entre todos nosotros. Y esa búsqueda nos transforma.

En los discursos de despedida de Jesús, dijo que iba a dejar el Espíritu Santo. Allí había una palabra que iba a consolar y confortar: “Yo estaré con vosotros todos los días”. Eso también fue una promesa y la hemos visto hasta el día de hoy.

El Espíritu Santo, como parte de la Trinidad, estuvo desde siempre en la humanidad ayudando a los seres humanos. En Sansón se daba la característica de que cuando vencía a través de su fuerza, era porque el espíritu de Dios descendía sobre él. En Saúl, el espíritu lo guio para que fuera un rey en armonía con Dios y cumpliendo su voluntad. A Saúl esto se le dificultó, no pudo obrar la voluntad de Dios; y mencionan las Escrituras que el espíritu se alejó de él. Tampoco en el cautiverio Dios dejó solo a su pueblo. El profeta Ezequiel predijo algo que les iba a dar una esperanza plena: “Vamos a volver a Jerusalén y restaurar el templo de Dios”.

Añoramos la patria celestial y queremos que el Espíritu Santo nos guíe y oriente hacia el día del Señor. Queremos obrar su voluntad, porque hemos vivido la experiencia de que la voluntad de Dios nos hace bien y no tiene contraindicaciones. Esto es realmente un motivo de bendición.

Después de Pentecostés, cuando el Espíritu de Dios fue otorgado no solamente a israelitas, sino a gentiles y paganos, se estaba cumpliendo la promesa de que todos puedan llegar al conocimiento de la verdad.

El Espíritu Santo fue derramado en nosotros. Dios derramó su amor en nuestras manos y en nuestro corazón, y nos dice: “¿Qué estás haciendo con ese amor que yo te di? ¿Cómo lo estás utilizando?”. Porque el amor, cuando está, busca servir, busca la comunión.

Cuando el profeta Ezequiel dice: “Y pondré dentro de vosotros mi espíritu”, estaba haciendo ya una referencia a lo que iba a ser el don del Espíritu Santo derramado en Pentecostés. Y dijo que Dios lo iba a colocar en corazones de carne, no de piedra.

El Espíritu Santo que nos fue dado es un espíritu de victoria. Con Él podremos sostenernos y vencer muchas cosas. Porque, aunque parezcan complicadas, el Señor nos dice: “Yo estoy contigo, tú no estás solo. Yo te voy a bendecir, te he elegido, te he puesto nombre. No te voy a dejar solo”.

Renovemos nuestro corazón, porque precisamente el Espíritu Santo es un espíritu de renovación; quita afuera las cosas que están viejas y coloca lo nuevo, el Evangelio que nos lleva a casa.

Aceptemos la voluntad de Dios y trabajemos firmemente en nuestro corazón, que el Señor nos viene a buscar. Esta promesa nos llena de gozo, de alegría y nos permite vivir con bienaventuranza.

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