Tenemos comunión con el Señor en la mesa preparada por Él

Lunes 27/03/2023

Este domingo, el Servicio Divino de palabra fue realizado por el Obispo Diego Roma. Estuvo acompañado en el servir por el Anciano de Distrito Jorge Segarra.


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Servicio Divino de palabra - Domingo 26 de marzo de 2023

Texto bíblico: parte de Salmos 23:5: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores”

Mensaje: Tenemos comunión con el Señor en la mesa preparada por Él.

En la tradición del pueblo de Israel, veían a Dios como el Pastor de ese pueblo, que los cuidaba y velaba sobre ellos. No solamente miraba al pueblo en su conjunto, sino que se detenía individualmente en cada uno de ellos.
Hoy pasa lo mismo con nosotros: nuestro Padre se detiene en cada uno de nosotros. Así de grande es Dios. Por eso nosotros también lo vemos como el Buen Pastor.
En este Salmo 23 dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará”. Ese buen Pastor que cuida a sus ovejas es Jesucristo. Cuántas veces hemos podido experimentar que si estamos bajo su mirada, nada nos faltará.
En los distintos salmos, siempre Jesucristo estaba presente. En estos libros se hablaba de su nacimiento, de cómo y dónde iba a ser. Jesucristo es el centro de toda la Escritura. Y queremos que sea el centro de nuestra vida.
Este versículo de hoy nos habla de la comunión y nos lleva a pensar en la Santa Cena. En aquella cena donde Jesús se reúne con sus discípulos y menciona que alguien lo iba a traicionar, todos se preguntaban si serían ellos. Hasta que Judas dice: “¿Soy yo, Maestro?”. Jesús, en su sabiduría, le contesta: “Tú lo has dicho”.
Dios conoce nuestro corazón y nos ama. Sabe del gran esfuerzo que hacemos, luchando hacia la meta de nuestra meta fe. Y nos dice: “Que tu fuerza no decaiga, ¡no abandones! No te dejes engañar por este tiempo, donde te quieren convencer de que no vale la pena luchar por la fe. Sigue luchando y sigue rogando para que puedas vivir también la Santa Cena”.
En la Santa Cena Jesús, el buen Pastor, ha preparado una mesa y nos invita a participar de los dones divinos de salvación. Pone un banquete frente a nosotros y nos dice: “Todo lo que tengo ahora es tuyo”. Es el momento en que tenemos que reflexionar lo que implica la mesa del Señor en nuestra vida. En esa mesa, Él brinda su cuerpo y su sangre. Esto nos permite vivir la comunión con Cristo, un anticipo de la comunión eterna que podremos tener con nuestro Padre celestial.
El enemigo y acusador debe enmudecer ante la presencia del Señor; ante Él no tiene lugar. Dios nos dice: “Mi gracia es mucho más grande. No te dejes convencer de que tú no eres digno. Dame tu corazón, arrepiéntete y déjame obrar a mí. Déjame hacer ese milagro en tu vida”. ¿Y cómo sucede esto? Cuando dejamos que solamente Jesucristo obre en nuestra vida. Solo nos pide que nos presentemos ante Él con un corazón arrepentido.
De esta forma valoramos el gran sacrificio que hizo Jesucristo, porque Él nació, transitó sobre esta tierra, murió y resucitó al Padre por nosotros.
Hace tiempo, era relatada la historia de un hombre que estaba en la ruta con una mochila muy pesada. Alguien que pasaba se conmovió y lo levantó en una camioneta. Este hombre subió muy agradecido. Pero en lugar de sacarse la mochila y apoyarla, siguió con ésta a cuestas. Había recibido la ayuda pero no supo qué hacer con ella.
Nuestro Señor nos dice “Yo sirvo mi mesa ante ti; envío a Apóstoles y siervos para que puedan perdonar los pecados. Dejame ayudarte, no cargues con el peso del pecado, yo te lo quito”. Es así que en la Santa Cena, en la mesa preparada por el Señor, tenemos comunión con Él. Nos quitamos todo el peso y lo dejamos frente al altar; no nos volvemos a “poner la mochila”. Se la dimos al Señor, Él sabe qué hacer con ella.

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