Una puerta abierta

Viernes 17/02/2023

El sábado 11 de febrero de 2023, los hermanos y hermanas de Dolores (Uruguay) compartieron el Servicio Divino junto al Apóstol Herman Ernst. Su visita era por un motivo especial: celebrar junto a los fieles locales el 60º aniversario de la comunidad.


El inicio del camino
Corría el año 1962 cuando un Pastor de Carmelo viajó al departamento uruguayo de Soriano para asistir espiritualmente a fieles que vivían en la ciudad de Dolores. Sin embargo, estas visitas no se pudieron concretar. De repente, el hermano que había acompañado al siervo recordó que conocía a una familia aquí y que sería de alegría poder visitarla. Fue así que el dueño de casa, Francisco Fuentes, abrió no solo la puerta de su hogar, sino también la de su corazón.
De esta forma, y casi de “casualidad”, la Obra de Dios comenzó a dar sus primeros pasos en Dolores. La familia Fuentes daba testimonio a sus vecinos y luego se congregaban en su hogar, donde cada quince días recibían la visita de los siervos de Carmelo y Nueva Palmira.
La primera comunidad fue inaugurada por el Obispo Victorio Díaz el 9 de febrero de 1963. El texto bíblico en aquella oportunidad fue Santiago 1: 3-4: “Sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”.

Dios provee
Unas décadas después, decenas de hermanos y hermanas se reunieron nuevamente para celebrar el 60º aniversario de su comunidad. Se prepararon especialmente para la ocasión ofrendando sus dones y tiempo en distintas tareas.
El Apóstol Ernst basó su prédica en el texto bíblico de Marcos 6: 41: “Entonces tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, bendijo, y partió los panes, y dio a sus discípulos para que los pusiesen delante; y repartió los dos peces entre todos”.
“Dios da sus dones en sobreabundancia y se ocupa de que seamos bienaventurados”, expresó el siervo al inicio de la hora. “Pidámosle al Señor que sea su Espíritu el que se manifieste en nosotros y disfrutemos lo que Él nos da”, agregó el Apóstol.
Luego de compartir la Santa Cena con los hermanos y hermanas, el siervo recordó sucesos destacados y experiencias de fe que forman parte de la historia de la comunidad. Al finalizar el Servicio Divino, la alegría estaba presente en cada rincón de la iglesia.

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