Martes 07/02/2023
Este domingo, el Servicio Divino de palabra fue realizado por el Apóstol Claudio González. Estuvo acompañado en el servir por el Evangelista de Distrito Sebastián Carabajal.
Podemos acceder a un extracto de la palabra haciendo clic en:
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Servicio Divino de palabra - Domingo 05 de febrero de 2023
Tema: Comunión de vida con Cristo
Mensaje: Nos esforzamos por alcanzar la comunión perfecta con Dios.
Texto bíblico: Juan 3:5: Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
El texto habla de una conversación que mantuvo Jesús con Nicodemo, quien se acercó a Él con reconocimiento, porque sabía que Jesús había sido enviado por Dios a través de las señales que había realizado. Pero para Cristo, lo principal no eran las señales, sino el Evangelio, la palabra. Y quería que lo siguieran por esa palabra, no por las señales.
Hoy hay muchos “Nicodemos”. Padres o madres que a lo mejor no comparten nuestra vida de fe pero la apoyan, y llevan a sus hijos o a su esposo o esposa a la Iglesia. Son personas que no son hostiles al Evangelio, nos defienden y seguramente se conmueven porque saben, a través de las señales de los hijos de Dios, que también nosotros venimos de Dios. Esas señales ya no son las mismas de Jesús. Pero hoy, en esta sociedad, tener cortesía, ser respetuoso, ser gentil, ser amable, también son señales del amor de Dios en nosotros.
Jesús dice que hay que renacer de Agua y de Espíritu en referencia al Bautismo y al Santo Sellamiento, porque estos dos sacramentos forman parte de una decisión de Dios.
Llegamos al Bautismo de Agua por fe; primero tiene que estar la fe. Creemos en Dios, en Jesús, en el Espíritu Santo, en el ministerio de Apóstol y de todos los siervos, y en los Sacramentos. Y creemos que el Señor viene: esa es nuestra confesión de fe.
Nuestra fe es una fe viva, un don, un regalo de Dios. Es el vehículo que nos conduce al Padre, cuyo “combustible” es la palabra que viene de Dios. Esa fe genuina da forma a nuestra vida, define nuestras decisiones y nuestro comportamiento: queremos obrar correctamente, queremos que el Evangelio sea una luz, y que los demás la puedan ver.
El Señor hace referencia al Bautismo de Agua. En primer lugar, hay que renacer de Agua. Es el primer acto de gracia, un pacto de buena conciencia con Dios. El hombre, a través del pecado, se aleja de Dios, pero a través del Bautismo es desligado del pecado original, entonces puede acercarse a Dios, a la comunión con Jesús. Es un acto que se realiza una sola vez, pero deja el sustento para que la fe vaya creciendo, madurando y desarrollándose en cada uno.
También dice el Señor que hay que renacer de Espíritu. Aquí está dando una imagen hacia el Santo Sellamiento. El que renace de Espíritu es completamente renovado hacia el Señor; ahora puede ser primicia, y su nombre es escrito en los cielos por el Señor. Hay una renovación completa, que permite alcanzar una comunión perfecta con Dios.
¿Qué es la recepción del don del Espíritu Santo? Es recibir la esencia de Dios, el amor de Dios derramado en nosotros. En consecuencia, el que nos amó primero ahora puede sentirse amado por nosotros.
El Bautismo y el don del Espíritu Santo se reciben una sola vez, pero tienen efectos duraderos y hacia futuro, porque el que recibe el don del Espíritu Santo puede tener parte con Él y se convierte en heredero del reino de los cielos. En consecuencia, el efecto no es inmediato y en el presente, sino que tiene un efecto para toda una eternidad.
Donde hay amor se está dispuesto a servir. Jesús fue quien sirvió primero. Cuando se entregó en la cruz, lo hizo por toda la humanidad. Su sacrificio es eterno y válido para todos. Ese es el amor de Dios, el amor que nos salva. Entonces nuestro amor tiene que estar dedicado a servir a Dios llevando el Evangelio a todos, colocando para esto nuestros dones a su servicio.
Con el Santo Sellamiento y el Bautismo ya están los pilares para una vida, pero esa vida debe tener comunión con la palabra, con la gracia, con el perdón y con la Santa Cena en forma permanente, porque así se va desarrollando la vida de fe.
Será hermoso que cada día más nuestra alma, ennoblecida por la palabra, la gracia y los Sacramentos, se vaya asimilando al Señor. Queremos desarrollar esa imagen con una fe no fingida, con un amor firme y entero, guardando su palabra y atesorándola en nuestro corazón
Por eso venimos a su casa, y nos esforzamos por tener perfecta comunión con Dios, con Jesús y con su palabra.