"Abramos nuestro corazón para recibir al Señor"

Lunes 28/11/2022

Ese fue el mensaje del Servicio Divino dominical, que por transmisión fue realizado por el Obispo Diego Roma. Estuvo acompañado en el servir por el Evangelista de Distrito Juan Carlos Aloy.


Podemos acceder a un extracto de la palabra, haciendo clic en:

Resumen
Audio
Video

Servicio Divino de palabra - Domingo 27 de noviembre de 2022

Abrir nuestro corazón

Texto bíblico:
Salmos 24:7-8: “Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla.”

Mensaje: Abramos nuestro corazón para recibir al Señor.

La palabra de este salmo hace referencia al pueblo de Israel cuando llevaba el arca hacia las puertas de Jerusalén. La gloria de Dios para este pueblo era tan grande que necesitaba alzar sus puertas para poder entrar.
Para nosotros, los cristianos, esto simboliza el retorno de Cristo. Y justamente en este primer domingo de Adviento lo esperamos, reconociendo que es nuestro Señor y Maestro.
Este Servicio Divino nos habla de abrir el corazón para recibir al Señor. Para nosotros, el retorno de Cristo y su promesa de darnos una vida eterna implica prepararnos. Esto conlleva abrir nuestro corazón y dejar las cosas que nos detienen, el “viejo Adán”.
El Señor nos pide entonces: “Abre tu corazón; déjame entrar, deja que pueda morar allí. Y que todo aquello que no es bueno en tu vida, yo lo pueda quitar; deja que todo aquello que no te hace bien, yo lo quite de tu vida”. Porque el Señor nos ama profundamente, por eso se hizo carne en Jesucristo y vino hacia nosotros, para que podamos tener el acceso al perdón y a la gracia.
El Señor nos da todo para que podamos llegar a ese día de todos los días. Si hay algo que nos pudiera detener, Dios lo puede quitar. Toda la fuerza proviene del Padre. ¿Qué sería de nosotros sin Dios un instante en nuestra vida? El Señor quiere que tú y yo podamos luchar y vencer para llegar a esa eternidad en gloria.
Prepararnos con el Espíritu Santo también implica que podamos amar como amó Jesucristo. Es fácil amar al que nos ama, al que ora por nosotros, al que quizás a través de buenas obras, obra bien en nosotros. Pero ¿podemos amar al que nos aborrece, al que quizás nos hace algún daño, al que nos juzga o nos critica? El Señor nos pide amar como Jesucristo, perdonar setenta veces siete; poder mostrarle al prójimo que, si se equivocó, en nosotros puede encontrar perdón. Esto es esperar a Jesucristo. Es valorar que Cristo está en tu vida y en mi vida. Queremos obrar como si Él estuviera aquí.
El Señor hoy nos dice: “Abre tu corazón, he venido a dejarte la gloria eterna. Yo ya estoy con el Padre y voy a volver. Voy a venir a buscarte y a llevarte conmigo, para que todos podamos estar frente a la grandeza de nuestro Padre”. Cómo será ese momento, no hay palabras para describirlo, no tenemos dimensión de lo que es su gracia, es un misterio. Pero estamos seguros de que será grandioso y que el Padre en su omnipresencia nos cubrirá a todos con su amor.
El Señor nos pide además que podamos mostrarles a los demás qué hay dentro de nuestro corazón. Que podamos comprender al hermano, porque hemos vivido quizás lo mismo que él está viviendo. Hay otros que sufren, que están pasando momentos difíciles y el Señor nos pide comprensión. “¿Cómo no lo vas a comprender, si a ti te cuesta?”. Dios conoce lo que pasa por nuestro corazón.
Cuando dejamos obrar al Señor en nuestro corazón, todo es distinto. Donde está Jesucristo, ¿puede haber disputas, puede haber enojos, puede haber otro espíritu?
Como pueblo de Dios tenemos un futuro, que quizás no comprendemos con nuestros pensamientos, pero allí está. Ese futuro, que es maravilloso, que trasciende todo aquello que podamos imaginar pero que es una promesa del Señor: y todo lo que el Señor promete, lo cumple.

GALERÍA