El agradecimiento surge del corazón

“Cuando somos agradecidos por lo que el Padre celestial nos regala, comenzamos a transitar el camino hacia lo que nos produce felicidad”. De esta forma, el Apóstol de Distrito Enrique Minio comenzó su prédica, el domingo 2 de octubre de 2022 en la iglesia Río Gallegos (Argentina). Aquí compartió con 68 hermanos y hermanas el Día de Agradecimiento.

Río Gallegos es la capital de la provincia de Santa Cruz. Ubicada en el extremo sur del territorio provincial, es la ciudad continental más austral de la República Argentina, a unos 2600 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Luego de un largo viaje, el Apóstol de Distrito llegó aquí para celebrar junto a los fieles de la comunidad un domingo lleno de actividades.

Entre los invitados al Servicio Divino hubo 16 niños, uno de ellos asistió a la Iglesia por primera vez ese día. Además, concurrieron hermanos de otras comunidades y siervos de iglesias de Chile. La prédica se basó en la palabra del día, Salmos 145: 2-3: “Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable”.

“En la alegría y en la circunstancia, Dios quiere bendecirnos. Es por ello que lo alabamos cada día. Si podemos hacerlo así, Él ocupará el centro de nuestro corazón”, expresó el Apóstol de Distrito al inicio de su prédica. “Cuando tomamos el camino de alabar la grandeza del Señor, valoramos todo lo que nos regala”, agregó luego el siervo. Unos instantes después, suministró la Santa Cena para la comunidad y las almas del más allá.

En el marco de las actividades previstas para el Día de Agradecimiento, finalizado el Servicio Divino, el Apóstol de Distrito y los invitados, participaron junto a los niños y el coro de una actividad didáctica en donde se entonaron himnos de alabanza. Luego llegó el momento de un Atardecer en la comunidad. El siervo aprovechó esta ocasión para responder dudas y consultas sobre diversos temas. Por otra parte, miembros de la comunidad fueron invitados a relatar algunas experiencias de fe. Causó mucha emoción lo expresado por María, una abuela de Río Gallegos. Ella contó cómo conoció la Obra y el lugar que ocupa en su corazón.

Sobre el final, el Apóstol de Distrito se despidió de cada uno de los fieles quienes con alegría lo saludaron. “Ha sido un día que vivirá siempre en el corazón de nuestra comunidad”, destacaron siervos locales.