Lunes 04/07/2022
"Los que viven y los difuntos son incorporados a la Iglesia por medio de la fe y de los Sacramentos". Este fue el mensaje central del Servicio Divino en ayuda para los difuntos. Por transmisión, fue realizado por el Apóstol Herman Ernst junto al Obispo Fernando Mendá.
Podemos acceder a un extracto de la prédica, haciendo clic en:
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Servicio Divino de palabra – domingo 3 de julio de 2022
Tema: Servicio Divino en ayuda para los difuntos
Protegidos en la ciudad fuerte
Texto bíblico: Isaías 26:1-3: “En aquel día cantarán este cántico en tierra de Judá: fuerte ciudad tenemos; salvación puso Dios por muros y antemuro. Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora de verdades. Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.”
Mensaje: Los que viven y los difuntos son incorporados a la Iglesia por medio de la fe y de los Sacramentos.
Dios siempre tiene una palabra especial para consolarnos y fortificarnos cuando nos dejamos colocar bajo su amparo, bajo su bendición.
Y cuando toca enfrentar el paso de la muerte, queremos volver al reconocimiento de que al
último instante aquí sobre la tierra le sigue el primer instante en el más allá. En los caminos que Dios ha trazado, cuando un alma quiere y se decide por el Señor, tiene la oportunidad de ser
salva, tanto aquí como en el más allá.
Este texto que hemos leído de Isaías es un cántico de alabanza que entonaban los habitantes de Jerusalén. Hace referencia a esta ciudad del pueblo elegido, donde también estaba el templo y el arca del pacto. Dice que es una ciudad segura, poderosa, fuerte. Pero también deja en evidencia que esa fortaleza no estaba dada por las murallas o por los guerreros sino por la protección de Dios. De allí surge la confianza.
Hoy sentimos un gran gozo porque son abiertas las puertas para que tantas almas del más allá puedan recibir los Sacramentos, aceptar la invitación y recibir la ayuda de Dios, ser recibidas en esta ciudad. Esa ciudad fortificada es la Iglesia de Cristo. Allí habitan aquellos que han sido bautizados con agua, que se confiesan a Cristo y le siguen. Dentro de ese círculo hay un grupo: aquellos que además recibieron el don del Espíritu Santo, que siguen la doctrina de los Apóstoles, que esperan el retorno de Cristo. Estos han sido llamados para realizar un servicio, difundir el Evangelio, para que también otros puedan ser parte de esta ciudad fortificada.
El texto bíblico habla de gente justa y guardadora de verdades. Son aquellos que creen en Cristo y adaptan su vida al Evangelio, que siguen al Señor por el camino de la fe. También es necesario hacer algunos sacrificios espirituales, como por ejemplo estar dispuesto a perdonar, buscar la comunión y ser reconciliables.
Las puertas de esta ciudad están abiertas y en este Servicio Divino en ayuda para los difuntos podrán recibir los Sacramentos: el Bautismo con Agua y de Espíritu y la Santa Cena.
Queremos mirar hacia esta posibilidad con amor, agradecidos por la posibilidad de salvación que Dios ofrece a todos. Y queremos mirar a todos con el mismo amor, con el amor de Jesús, sin limitaciones ni conjeturas. ¡Hoy se abre la puerta para todos! Cristo es el camino, la verdad y la vida, la verdadera vida. Tenemos por delante una eternidad junto a Dios. Que también las almas en el más allá puedan sentir este gozo de sabernos protegidos por Dios y de que el Señor está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
¡Que podamos mantenernos dentro de esa ciudad fortificada, sintiendo alegría y paz por aquellos que hoy han podido acercarse al altar del Señor!
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