Setenta años de amor

El domingo 16 de enero de 2022 la iglesia Wilde (Buenos Aires, Argentina) celebró el 70º aniversario de su inauguración. Los hermanos y hermanas que se congregaron vivieron una mañana llena de nostalgia, alegría y emoción junto al Apóstol Claudio González.

Los preparativos

Estas fechas especiales suelen movilizar los corazones. En Wilde, los miembros de la comunidad tuvieron la posibilidad de colaborar en diferentes tareas y lo hicieron con mucho agradecimiento.

En la interpretación de los himnos se sumó un grupo de jóvenes instrumentistas. Por otra parte, se había preparado un video donde siervos que colaboraron en la comunidad durante los últimos años dejaron su afectuoso saludo. En el ingreso, había una muestra fotográfica que recorría parte de la rica historia de Wilde. Asimismo, hermanos de la juventud acompañaron a los siervos en la recepción de los invitados. También hubo souvenirs, arreglos florales y un importante trabajo de refacción y limpieza en la comunidad. Aquí participaron muchos hermanos y hermanas, entre ellos el Ayudante Apóstol de Distrito Carlos Granja (en descanso), que concurre a Wilde junto con su esposa.

“¡Muy feliz cumpleaños!”

El Apóstol González comenzó el Servicio Divino de una forma particular: “¡Hoy todos cumplen 70! ¡Muy feliz cumpleaños, querida comunidad!”, expresó.

A continuación, una hermana se encargó de leer a todos los invitados la reseña histórica de Wilde. Las primeras reuniones se realizaban en un taller de carpintería. En aquel entonces, el humilde altar era una columna de madera, donde se apoyaba la Biblia. Fue tal la ofrenda de amor y dedicación de los fieles que un tiempo después se pudo inaugurar la iglesia. El 13 de enero de 1952 el Apóstol Edmundo Glessman realizó allí el primer Servicio Divino. El texto bíblico había sido el mismo que ahora, en este domingo de aniversario: “Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán” (Salmos 84: 4).

“Cuando el Señor se sienta a nuestro lado, a través de su palabra podemos crecer en la fe y esto nos permite tomar las mejores decisiones, porque confiamos en Dios”, manifestó el Apóstol González en relación a la palabra del día.

Hogar del corazón

“Wilde para mí es todo. Conocí la comunidad en un momento complicado de mi vida. Hoy, 44 años después, puedo seguir colaborando en la Obra”, cuenta Elena, una de las integrantes de Wilde que siempre está dispuesta a ofrendar sus dones. “Es mi segundo hogar. Acá lloré muchas veces, pero también reí e hice reír mucho a mis hermanos y siervos”, agrega con una gran sonrisa.

El amor y cuidado de los siervos es una característica especial de esta comunidad. “Nos une el amor con el que los Pastores y Diáconos nos cuidan”, cuenta Noemí. “Siempre somos recibidos con alegría y cariño. Cada hermano y hermana ofrenda su don con mucha dedicación”, comenta Cecilia. “Desde siempre, mi comunidad es el hogar de mi corazón. Aquí me encuentro con el Padre celestial y mis hermanos”, expresa Cintia.

Pilar, una de las niñas que integra la comunidad, también comparte sus sentimientos: “Quiero mucho a mis maestras de enseñanza porque me regalan amor. También a los Pastores y, en especial, al Diácono Jorge, que nos toma la temperatura y limpia nuestras manos cuando llegamos. Amo a toda mi comunidad”. Un sentimiento que cada hermano y hermana de Wilde lleva en su corazón.