Jornada de cierre del Jubileo 2013 / Luján

Viernes 06/12/2013

Otro de los puntos de reunión fue Luján (provincia de Buenos Aires), donde confluyeron jóvenes del área de actividad de los Obispos Malzone y Ramos. Se eligió el Campo de Deportes para los Trabajadores Municipales de Luján. El predio cuenta con un espacio cubierto de 900 m2, mucho espacio verde, amplio lugar para estacionar micros, y es de fácil acceso.
El sábado previo a la Jornada, hermanos y hermanas ayudaron a limpiar el lugar y más de 800 sillas, adornaron el salón con globos de los colores del Jubileo. Se instalaron baños químicos, se instaló una antena satelital, se armaron pantallas de video con sistema de sonido para los talleres, se recibieron las bebidas y los helados, y se adecuó el sector para la asistencia médica y la gastronomía.


La semana no había traído buenos augurios. El clima era impredecible y más de uno pensaba si la lluvia arruinaría la jornada. La mañana del domingo traería la respuesta definitiva. El cielo seguía gris, pero a medida que llegaban los transportes y arribaban los jóvenes, se percibía un “clima” especial; blanco, naranja, negro y celeste fueron los colores que simbolizaban los cuatro distritos convocados, y también un colorido contraste contra el pálido panorama. Al parecer, nadie iba a permitir que el tiempo opacara las expectativas que se habían formado sobre ese día tan particular.
Y es que no era una jornada más, sino que significaba un broche de oro en las celebraciones del Jubileo por los 150 años de nuestra Iglesia. Bastaba detenerse un momento y reflexionar sobre cuántas actividades se habían realizado en todas las áreas, tal vez miles de ofrendas de agradecimiento dedicadas al amado Dios.
Ya dentro del recinto, nos unimos en oración. En ella, el Obispo pudo expresar lo que sería el sentir de todos los participantes, no sólo en Luján: pidió que ese día no fuéramos diez o doce lugares los que se encontraran, sino uno solo. Además, agregó que “si hay juventud y alegría, todo es posible”.
Luego comenzaron las actividades. De la cantidad aproximada de 500 jóvenes, una parte se encontraba dentro del recinto, donde se había dispuesto largas mesas numeradas y atendidas por un equipo de algo de 60 colaboradores (a quienes agradecemos grandemente por su trabajo de amor): se trataba de variedad de juegos al estilo del programa de TV “Un minuto para ganar”: para llegar al último juego, había que completar, gradual y exitosamente, el resto de las mesas anteriores. Entre otros desafíos estaba “Barman”, “Bola saltarina”, “Catapulta tu cuchara”, “Francotirador”, “Lápiz saltarín”, etc, y, al final, “Torre de tuercas”.
Otro grupo se dispuso frente a una gran pantalla que servía de herramienta para el equipo que daba una charla informativa: se trataba del “Taller eclesiástico”, donde podía accederse al conocimiento sobre el Catecismo de la Iglesia Nueva Apostólica.
Afuera, en un inmenso predio cubierto de pasto, se veía solitario un teclado electrónico... y lentamente se fue formando un círculo de jóvenes alrededor. Comenzaron a escucharse melodías de cánticos nuevos: se trataba de un ensayo al aire libre.
También se expusieron las obras artísticas que no fueron preseleccionadas.
Por último, quedaba una opción más: el mate. Se formaron innumerables rondas en el predio, y en seguida aparecieron los bocadillos, charlas y risas.
Al mediodía llegó el almuerzo. Y como se había anunciado, el coro comenzó un “mini-recital” entonando los cuatro cánticos ganadores del concurso del Jubileo.
La salida del sol, durante la tarde, fue una confirmación de las esperanzas. Todo estaba dispuesto para la transmisión desde el centro de San Fernando (provincia de Buenos Aires, Argentina), desde donde se emitieron imágenes de las tantas actividades realizadas en el año, acompañadas, ocasionalmente, por comentarios introductorios que eran traducidos al lenguaje de señas.

Finalmente, ya para el cierre, nos fue obsequiada la hermosa sorpresa del mensaje del Apóstol Mayor Schneider junto al Apóstol de Distrito Passuni, desde Canadá.
La jornada llegó de esta manera a su fin, cargados de profundos pensamientos, reavivados los sentimientos y realimentados los deseos para el futuro. Así emprendimos el regreso a nuestros hogares.

Es para destacar que el mantenimiento y limpieza fue cuidado por todos. No hubo necesidad de levantar del suelo basura, papeles, botellas. Todos hicieron su aporte, ayudados por cestos que había ubicados por todo el lugar. El encargado del lugar al revisar el predio se sorprendió por lo limpio y ordenado que estaba todo, y expresó su más que conformidad por cómo lo entregamos.

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