La Iglesia es santa

Lunes 14/06/2021

Este domingo, el Servicio Divino de palabra fue realizado desde Uruguay por el Apóstol Herman Ernst. Lo acompañó en el servir el Anciano de Distrito Enrique Rizzardini.


Servicio Divino de palabra – 13 de junio de 2021

Segundo domingo | La Iglesia de Cristo

La Iglesia es santa

Texto bíblico: Isaías 62:12: “Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová; y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada”.

Mensaje: Yo creo en la santa Iglesia.

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Aquí podrán acceder a los extractos en Audio y Video

En esta oportunidad la palabra abordó otra de las características de nuestra Iglesia. La semana pasada había sido su “Apostolicidad”. Esta vez se abordaría la “Santidad”. A modo de introducción, el Apóstol citó parte del tercer artículo de fe: “Yo creo en el Espíritu Santo, en la Iglesia, que es una, santa, universal y apostólica”.

Contexto
Al inicio de la hora, el siervo tomó breves minutos para explicar la historia detrás del texto bíblico. Tras el regreso del cautiverio en Babilonia, el pueblo de Israel estaba en una situación desesperante. Jerusalén estaba destruida. Todo parecía perdido. Sin embargo, el profeta tenía palabras de aliento. Les dice que Dios nos iba a desampararlos y que eran “Pueblo Santo”.

La santidad de la Iglesia
Estas afirmaciones del profeta pueden ser entendidas en relación a la Iglesia y nosotros mismos. Podría suceder que, por las circunstancias de la vida, alguna vez estemos desesperados y busquemos caminos alternativos a lo que Dios ofrece. De esta forma, entregamos nuestros sentimientos y voluntad a otros espíritus que nos aprisionan y quitan la libertad.
En ciertas ocasiones, la Iglesia tampoco responde a las expectativas y esperanzas de las personas. No parece ser siempre “santa”. “La parte visible de la Iglesia somos nosotros, con nuestros errores y diferencias. A pesar de estas imperfecciones básicas, el Señor quiere volver a decirnos que somos su pueblo santo”, expresó el Apóstol.
Las imperfecciones de los miembros de la Iglesia no invalidan su santidad ni el poder salvífico de Dios. En ella el activar del Espíritu Santo es pleno.

Percibir la santidad de la Iglesia
“Cuando miramos a la Iglesia queremos hacerlo con un profundo sentir. Apreciemos la parte invisible, que es santa y perfecta, porque surge del sacrificio de Cristo y del obrar del Espíritu Santo, mediante la palabra y los Sacramentos”, comenzó diciendo el Apóstol en relación a este punto.
La palabra es un misterio. En pocos minutos y con todas nuestras diferencias, Dios toca nuestros corazones con la misma prédica del siervo. Ella nos permite tener gozo en el alma y buscamos santificarnos para poder recibirla. “La palabra nos conmueve, cuestiona e interpela”, agregó el siervo.
Los Sacramentos nos permiten vivir comunión con el Padre celestial. Por medio del Santo Bautismo, nos es quitado el pecado original. A través del Santo Sellamiento, tenemos una parte de Dios en nuestro ser. Por último, la Santa cena nos permite tener comunión de vida con Jesucristo.

¿Cómo puede la Iglesia cumplir su misión?
En primer lugar, debemos permitir que los impulsos del Espíritu Santo puedan obrar en nuestra vida.
Por otra parte, Cristo es el centro de la Iglesia. “Él es la cabeza, nosotros sus miembros. Debemos ser una sola cosa con Él”, afirmó el Apóstol.
La iglesia es santa pero no porque que esté aislada del mundo. Todo lo contrario, ella va hacia el mundo para santificarlo. Es para ello que nos ha llamado Cristo.

Ojos espirituales
Sobre el final de la hora, el Apóstol compartió un bello recuerdo. "Cuando era pequeño, íbamos junto a dos jóvenes a abrir la iglesia. Los siervos nos habían confiado las llaves de la comunidad. Como yo era el más chico, no sé cuánto tiempo pasó hasta que me dejaron poner el vaso de agua sobre el altar. Pasó mucho tiempo más hasta que abrí la Biblia para buscar el texto bíblico del día. Hermanos, debemos mirar siempre con un corazón infantil lo que Dios pone a nuestro alcance. ¿Queremos ver un mueble de madera y unas flores cortadas? ¿O vemos el lugar que Dios eligió y santifica para que podamos recibir todo lo necesario para alcanzar la gloria eterna? Que podamos reconocer siempre que trasponer las puertas de la iglesia es un honor, efecto de la gracia de un amor que no merecemos. Una vez que estemos en la casa de Dios, arrodillémonos para poder agradecer todo esto".

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