¡El Apóstol Mayor en casa!

El domingo 15 de noviembre de 2020 el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider realizó un Servicio Divino con transmisión, dirigido especialmente para la INA Sud América. Miles de familias en nuestra Iglesia regional pudieron experimentar una vez más el servir de este siervo, en sus hogares.

Colmados de alegría

“Fue una sensación especial para el alma. Es el tercer encuentro con el Apóstol Mayor que podemos disfrutar en el año y esto es algo inédito”, destaca el Anciano de Distrito Juan Heidemann, quien colabora en comunidades de la provincia argentina de Córdoba. “Su presencia y su palabra siempre nos brinda seguridad y tranquilidad”, agregan los integrantes de la familia Leys, de la comunidad Unión (Uruguay). “Lo esperamos con muchas ansias”, decía desde Paraguay la familia Yorki.
“Cuando salimos del Servicio Divino presencial en Cerrito (Uruguay), lo hicimos con mucha alegría: íbamos a poder recibir la palabra del Apóstol Mayor en nuestra casa”, cuenta la familia Rullo, del día que recibieron el aviso. Este sentimiento fue el denominador común en cada uno de los hogares al recibir esta grata noticia.

Oración y reflexión

Un Servicio Divino con el Apóstol Mayor motiva al corazón de una manera especial. No nos es usual asistir a una comunidad donde él activa, sin embargo, esta vez iba a visitarnos en nuestro propio hogar. El alma lo sabía y buscó una buena preparación.
La familia Torres (Chile) siempre se predispone de la mejor manera para compartir juntos la hora, "procuramos despertarnos temprano los días de Servicio Divino. Además, esta vez hicimos una oración especial de agradecimiento, para esperar con tranquilidad y gozo el comienzo de la transmisión”, comentan. Orar en conjunto también caracteriza a la familia Morais Alves, de la comunidad São Bernardo do Campo (Brasil), “de esta forma le pedimos a Dios que todo pueda desarrollarse según lo planificado y que nada nos quite la atención”, manifiestan.
Nicolás y Marianella de la comunidad Pocitos (Uruguay) comparten una interesante manera de preparar el corazón para recibir la palabra. Simplemente buscan Servicios Divinos anteriores del Apóstol Mayor y reflexionan acerca de ellos. Otras familias ya tienen sus propias bonitas costumbres: “nos despertamos, oramos al Padre celestial por la bendición, le pedimos que envíe a su Hijo y lo esperamos cada día”, dice la familia Felippone, de la comunidad Carrasco (Uruguay).

Preparación exterior

Nuestros hogares también se preparan de una forma especial para recibir los Servicios Divinos dominicales por transmisión. Para ello, es importante aquello que cada integrante de la familia puede aportar.
“Hace poco tiempo usábamos la computadora, pero ahora dejamos todo listo para poder ver las transmisiones en la televisión”, cuenta Silvana Arana, quien junto a su familia concurre a la comunidad KM 6, en Bolivia. “El comedor es el lugar elegido. Acomodamos todo allí, hacemos la oración en familia, escuchamos himnos de algún concierto y nuestra alma queda preparada para disfrutar el Servicio Divino”, agrega el Anciano de Distrito Heidemann.
“Vivimos a 30 kilómetros de la comunidad, nos lleva dos horas y media llegar allí. Por lo tanto, un Servicio Divino en casa nos da mucho más tiempo para organizarnos. Colocamos la notebook en el living y allí disfrutamos todos juntos la palabra”, agrega la familia Leys. “Mirar el Servicio Divino en la televisión desde el living con la familia reunida es realmente un momento de comunión”, expresan nuestros hermanos de Brasil.

Reflexiones acerca de la palabra

Luego de una hora maravillosa junto al Apóstol Mayor sus profundas palabras llevan a muchas reflexiones.

“El Espíritu siempre coloca claridad sobre todas las cosas y hoy ha sido un nuevo ejemplo de ello” (familia Yorki).
“Jesús nos ha mostrado que hoy hay muchas personas como María Magdalena, que deben pasar por situaciones difíciles. Sin embargo, Él nos protege y se ocupa de nosotros. Por eso siempre debemos abrirle nuestro corazón” (familia Arana).
“Nuestros hijos lo expresaron mejor que nosotros: Dios nos pide que abramos el corazón y que no dejemos de hablar con Él” (familia Rullo).
"Nos hemos dado cuenta de que nuestro amado Dios nunca nos ha desamparado, por el contrario, nos dio la oportunidad de estar en su casa y cuidar nuestros tesoros espirituales de la mejor manera” (familia Torres).