Preguntar por la voluntad de Dios - Resumen del Servicio Divino

Lunes 21/09/2020

"Actuemos conforme a la voluntad de Dios" fue el mensaje central del Servicio Divino dominical del 20 de septiembre, oficiado por el Apóstol de Distrito Enrique Minio. Colaboró en el servir el Evangelista de Distrito Luciano Frisardi.


Para descargar un resumen de la prédica en formato pdf, por favor hacer clic en: Resumen

Si desea acceder a un extracto en video, por favor hacer clic en: Video

Para acceder al audio de la prédica, hacer clic en: Audio
Servicio Divino de palabra – domingo 20 de septiembre de 2020

Tema:
Padre Nuestro: la voluntad de Dios

Título: Preguntar por la voluntad de Dios

Texto bíblico:
parte de Mateo 6: 10: “Hágase tu voluntad, como en cielo, así también en la tierra.”

Mensaje: Actuemos conforme a la voluntad de Dios.

“Que todos podamos sentirnos muy cordialmente bienvenidos al altar de nuestro Padre celestial”, expresó al comienzo de su servir el Apóstol de Distrito, transmitiendo además los saludos de nuestro Apóstol Mayor.
Luego manifestaba que la palabra que Dios nos va regalando intenta ser de bendición y ayuda para nuestra alma, en todo lo que nos toca vivir. En este tiempo también Dios ayuda y asiste a los suyos. La voluntad de Dios es que todos sean salvos y que yo sea salvo. Dios conoce lo que estamos viviendo. Hay cosas que quizás nosotros no llegamos a entender. Pero centremos nuestra vida en la confianza en nuestro Padre, una y otra vez, volviendo a Él en oración, buscando la claridad y las fuerzas, confiando en que Él nos ama. También Dios desea que podamos colocar todas nuestras cargas a sus pies. Dios sabe que lo necesitamos en lo que estamos viviendo y quiere brindarnos todo. Pero aceptarlo es nuestra decisión.
En este mes de septiembre, la enseñanza se ha centrado en distintas partes de las peticiones del Padre Nuestro. Hoy llegamos a la tercera petición, que dice: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”.
Dios es todopoderoso y su plan de salvación va a llegar al final, como Él lo ha planeado. Pero su voluntad, cuando se trata de nosotros, tiene un límite. Porque Dios, en su amor, como hemos recibido la palabra de este año, quiere hacernos libres. Cristo nos hace libres. En esa libertad, nos deja en nuestro libre albedrío. Es nuestra decisión.
En el Padre Nuestro oramos “Hágase tu voluntad”. La primera pregunta que nos hacemos es: ¿con qué sentir de corazón? ¿Por qué obedecemos a Dios? Si lo hacemos por temor a un castigo, este sería un camino errado. Porque Dios, es un Dios de amor. Quizás podríamos obedecer, hacer la voluntad de Dios para obtener una u otra cosa. Tampoco es el camino, porque estaríamos “negociando” con Dios. Entonces, ¿qué es lo que Dios espera? Que podamos hacer su voluntad porque le amamos.
Como aquel ejemplo del hijo que, enojado con su padre, le preguntó hasta cuándo tenía que obedecerle. La respuesta fue muy simple: “hasta que ambos sintamos lo mismo”. Cuando oramos “hágase tu voluntad”, le estamos diciendo a Dios que deseamos alcanzar salvación y le pedimos que nos ayude cotidianamente. Abrimos nuestro corazón en nuestras oraciones. Le contamos todo lo que nos pasa, porque buscamos experimentar su cercanía. Él está a nuestro lado cada día.
Luego el texto dice: “como en el cielo, así también en la tierra”. “En la tierra” significa en nuestra vida de fe, en nuestro interior, en cada uno de nosotros.
Tenemos en que transitar un camino para que la voluntad de Dios sea nuestra voluntad. La voluntad de Dios, lo que espera de cada uno de nosotros, es que podamos:
-creer en Cristo y seguirlo. Cristo es nuestro modelo y es quien nos libera. Queremos alcanzar la personalidad de Cristo. Pensar, hablar y obrar como Él.
-creer en su Iglesia, en su doctrina, en los Sacramentos. Queremos aceptar su palabra, pidiendo a Dios que se manifieste a través del Espíritu Santo y que pueda renovar nuestro entendimiento para poder estar cada día más cerca de Él y de su voluntad para que guíe nuestro obrar. Entonces haremos la experiencia de oraciones respondidas por Dios.
-decidirnos a retribuir el amor que Él nos ha brindado, sirviendo a Dios y al prójimo. Su gracia queremos también transmitirla a quienes nos rodean. Es parte de nuestra misión retribuir el amor que Dios nos brinda, dando de este amor al prójimo, a todos aquellos que nos rodean.
-buscar el camino de la unidad cotidianamente. En Cristo podemos ser uno solo. Pongamos por obra ese voto que hemos dado de renunciar al diablo, a todo su obrar y ser, de entregarnos en las manos de Dios cada día, intentando ser fieles hasta el fin. Queremos servir a Dios y al prójimo con alegría, ayudándonos, trabajando unos por otros y unos con otros.
-aceptar a cada uno de aquellos que nos rodean. Aceptarnos tal cual somos, también a aquel que es o parece diferente a nosotros. El Evangelio no hace acepción de personas. No queremos ponernos en jueces, sino aceptar como Dios nos acepta a nosotros.
Entonces, estaremos transitando el camino de la voluntad de Dios. Que al orar el Padre nuestro que está palabra “hágase tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra”, pueda grabarse en nuestro corazón lo que implica ese compromiso de esa oración que estamos asumiendo. El Apóstol Mayor colocó una hermosa palabra, que dice: “Bienaventurados aquellos que buscan hacer la voluntad de Dios". Dios permita que cada uno de nosotros pueda buscar esa bienaventuranza.

GALERÍA
MÁS NOTICIAS

Cuarto domingo | Jesús, el Señor

Domingo 28/04/2024

Agradecimiento

Miércoles 24/04/2024

Servicio Divino de entresemana

Miércoles 24/04/2024

Cristo gobierna en la Iglesia y en nuestro corazón

Lunes 22/04/2024

Servicios Divinos en la Mesopotamia

Viernes 19/04/2024

Junto al Apóstol en Tucumán

Jueves 18/04/2024
VER TODAS