Resumen del Servicio Divino

Domingo 02/08/2020

El Servicio Divino de palabra del domingo 2 de agosto tuvo como tema central la consigna: "Difundir el Evangelio". Fue oficiado por el Apóstol Jorge Franco, acompañado por el Obispo Marcelo Boggio. Compartimos un resumen de la prédica, extractos en audio y video.


Para descargar un resumen de la palabra en formato pdf, por favor hacer clic en: Resumen

Si desea visualizar un extracto en video, por favor hacer clic en: Video

Para acceder al audio, hacer clic en: Audio

Servicio Divino de palabra – domingo 2 de agosto de 2020

Tema:
Valores angulares del Evangelio: el anuncio

Título: Difundir el Evangelio

Texto bíblico:
Hechos 5:42: “Y todos los días en, el templo y por las casas, no cesaban de
enseñar y predicar a Jesucristo”.

Mensaje: Los cristianos anuncian a Cristo.

Una vez más tenemos esta hermosa oportunidad. Por gracia de Dios podemos encontrar en ese pequeño pueblo y cuidamos esto en nuestro obrar, pensar, queremos permanecer en ese pueblo que espera la promesa, para vivir un hecho trascendente como nunca fue sobre la tierra: el retorno de Cristo.
“Los cristianos anuncian a Cristo”, dice el mensaje de hoy. Parecería algo obvio, pero tiene una gran profundidad y varias partes constitutivas del anuncio de un cristiano.
Es un pasaje del libro de Hechos, escrito por Lucas y va mostrando cómo Dios estaba detrás del obrar de los Apóstoles y cómo se iban desarrollando todas las cosas.
Los Apóstoles, después de Pentecostés, “no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”. Verdaderamente representaban lo que Jesús les había dicho antes de ascender: que iban a recibir el poder de lo alto para llevar el Evangelio a todos lados. No era algo sencillo en aquella época. Lo hacían en el templo, que no iba de acuerdo con la doctrina judía, y también por las casas. Anunciaban lo que habían vivido y comprobado. No era fanatismo, lo vivían. Entonces lo transmitían.
A veces corría riesgo su vida, también habían sido encarcelados. Pero no cesaban, no dejaban de cumplir su encargo: difundir el Evangelio.
Pero no solo los Apóstoles. Hombres y mujeres, creyentes, daban el testimonio. Hoy comprendemos que ese anunciar a Cristo es parte de vivir su Evangelio.
Anunciar a Cristo no es “vender” un producto. Es transmitir lo que se vive. Nuestra propia vida tiene que ser el anuncio de Cristo. Profesamos y seguimos el Evangelio de Cristo. Esperamos su retorno. Es todo un proceso, no hemos comprendido todo desde el primer día. Pero el amor de Dios nos envuelve y nos hace vivir experiencias, concretas y reales, que nos ayudan a comprender su gracia.
En lo cotidiano, como cristianos nuevoapostólicos:
-Asistimos al Servicio Divino. No es un cronograma semanal ni una obligación. Lo hacemos porque queremos encontrarnos con Dios y recibir su palabra, para que nuestra alma pueda ordenarse y enfocarse en la promesa del retorno de Cristo. Es parte de nuestra vida de fe.
-Oramos a Dios. Hay oraciones cotidianas, en diversos momentos del día. Pero también hay oraciones íntimas, profundas, personales. Está Dios y nosotros: le podemos decir todo, aún dudas, preocupaciones. Él nos comprende. Pero nunca nos olvidemos de pedirle que nos aumente la fe y el reconocimiento, la claridad para pensar en el retorno de Cristo y llegar a ese momento. Queremos estar cuando Cristo retorne.
-Hablamos de Cristo. Ante aquellos que nos rodean, en el barrio, con amigos, en la familia, ¿nuestro obrar confirma que creemos en Dios y que esperamos a Cristo? No se trata de anunciarlo a viva voz. Queremos pedirle también la oportunidad de dar testimonio de lo que vivimos a otras almas. No se trata de llenar la Iglesia de miembros, sino que haya seguidores de Cristo que tengan la misma gracia que tuvimos nosotros. Que conozcan a Cristo. No importa la reacción del otro. Como en la parábola del sembrador, la semilla cae en distintos suelos. Hablemos de Cristo y que nuestra vida respalde nuestro testimonio.
-Vivimos bajo el mandamiento del amor. Algo muy profundo y elevado al mismo tiempo. Desarrollamos el amor de Dios, que es perfecto y fue colocado en nuestro corazón a través del don del Espíritu Santo. Retribuimos el amor a Dios. Y si amo a Dios, amo también a aquel que Dios ama: a mi prójimo. Va más allá del amor natural y humano hacia las personas que nos rodean. Es el amor de Dios, perfecto.
Anunciemos a Cristo, primero para nosotros mismos y luego para todos los demás. ¡Que así lo podamos vivir!

GALERÍA