Una imagen anclada en los tiempos

Jueves 30/07/2020

La fotografía nos muestra una moderna notebook sobre una antigua máquina de coser. Un pequeño arreglo floral acompaña la composición. Dos elementos que cualquiera de nosotros podría asociar a tiempos, épocas y usos completamente diferentes. Tecnología, telecomunicaciones, Internet y el espacio digital de un lado. El arte, la confección, la dedicación y el esfuerzo, por el otro.


Actualmente muchos utilizan un ordenador en su trabajo. Es difícil imaginarse una jornada laboral sin ellos. Sin embargo, durante gran parte del siglo pasado este artefacto simplemente no existía. Por su parte, las máquinas de coser a menudo se convertían en una importante fuente de ingresos para una familia.

Estos objetos, que forman parte de nuestros días tanto pasados como presentes y futuros, encontraron su punto de contacto en este tiempo tan particular que estamos atravesando. A su vez, tienen una característica especial, forman parte de la historia de nuestra Iglesia regional.

Sabemos que en la actualidad podemos vivenciar los Servicios Divinos de palabra por Internet, a través de nuestras computadoras o teléfonos celulares. Estamos muy agradecidos por ello. Además, noticias de las distintas iglesias alrededor del mundo nos llegan mediante la web y redes sociales. Pero entonces, ¿qué rol tiene la máquina de coser en esa imagen? ¿Solo sirve de sostén a la PC? Su presencia allí nos conecta a otro ámbito. Sin lugar a dudas es un ícono del desarrollo de las primeras comunidades que existieron en la INA Sud América.

Aquellos inmigrantes, que partían de su tierra buscando una mejor vida, trajeron todo lo que pudieron de sus países de origen. Entre esas cosas, su idioma, cultura y lo más valioso: la fe. Los recursos económicos tal vez podían escasear, pero lo que nunca iba a faltar era el anhelo de vivir y demostrar aquello que llevaban en el corazón. Fue así que el deseo de poder compartir la palabra hizo que, ante la ausencia de comunidades, los hogares fueran los lugares elegidos para las reuniones y Servicios Divinos.

Las máquinas de coser, con las cuales las hermanas trabajaban día y noche, o las humildes mesas donde se compartían los alimentos, se convertían en pequeños altares donde el Padre celestial una vez más se hacía presente. Oración, palabra, coro, Sacramento, todo en una pequeña sala de familia.

Así fueron los inicios, por ejemplo, de la iglesia Boca (Buenos Aires, Argentina). Ella nació en una de las habitaciones de la familia Milillo. Esta parte de su hogar era acondicionada para recibir a los hermanos y una antigua máquina de coser era el altar. “Aún tengo una mesa hecha por mi papá que durante muchos años sirvió de altar, cuando vivíamos en Guaratinguetá (San Pablo, Brasil). En nuestro hogar eran realizados los Servicios Divinos una vez por mes”, recuerda con nostalgia una de nuestras hermanas. Como este caso, hay muchos dentro de nuestra Iglesia y no hace falta ir mucho hacia atrás para encontrarse con ellos.

En aquellos años, con las máquinas de coser también se ofrendaba mucho tiempo y conocimiento en bellos trabajos de amor al prójimo y la comunidad. Los llamados “cuerpos de costura” eran grupos de hermanas que se ocupaban de confeccionar y arreglar prendas para la posterior venta o para entregar a familias con necesidades. Lo recaudado era una ofrenda para la Iglesia.

De a poco fueron conformándose las comunidades e iglesias. Cada una con su altar, tal como las conocemos. Sin embargo, hoy la vida hace que momentáneamente cada hogar vuelva a ser una pequeña comunidad, allí vivimos el Servicio Divino de principio a fin y seguimos preparando nuestra alma para el día más esperado, el retorno de nuestro Señor Jesucristo.


Fuente: Libro “Pioneros en la Argentina”.

Iglesia Boca: inaugurada el 13 de junio de 1943, por el Apóstol Gantner.

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