Resumen del Servicio Divino en ayuda para los difuntos

Lunes 06/07/2020

"Y en ningún otro hay salvación...". El Servicio Divino en ayuda para los difuntos transmitido el domingo 5 de julio fue presidido por el Apóstol de Distrito Enrique Minio. Colaboró en el servir el Obispo Leonardo Berardo. Compartimos un resumen de la prédica.


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Servicio Divino de palabra – domingo 5 de julio de 2020

Servicio Divino en ayuda para los difuntos

Texto bíblico: Hechos 4: 12: "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos."

“¡Que cada uno de nosotros pueda sentirse muy pero muy cordialmente bienvenido al altar de nuestro Padre celestial! Con estas palabras el Apóstol de Distrito daba inicio al encuentro, compartiendo además del Apóstol Mayor los deseos de abundante bendición y alegría para esa hora.
Ya en el desarrollo del texto bíblico, manifestaba que es “una palabra muy especial, que vuelve a reafirmar en nosotros la claridad del camino”.
El texto está tomado del libro de los Hechos y relata el momento en que los Apóstoles Pedro y Juan habían sido acusados ante el concilio donde debían explicar por qué habían sanado a una persona. Pedro en ese contexto expresa estas palabras y les habla de nuestro Señor Jesucristo. La fuerza del Espíritu Santo era vivida y manifestada por ambos Apóstoles.

Luego de la Ascensión de Cristo, los Apóstoles manifestaban el Evangelio, daban testimonio de Cristo sin ningún temor, sin ninguna duda y con todo el amor, en la seguridad de que más allá de los obstáculos en Jesucristo está la salvación.
Él había dejado este encargo en los primeros Apóstoles y es el mismo que los Apóstoles de este tiempo hoy tienen sobre la tierra: llevar el mensaje de salvación. Una salvación que no se limita a aquellos que llevamos físicamente el cuerpo sino que llega a una y otra orilla, también en el más allá.

Dios desea que todas las almas puedan recibir este testimonio. Según la doctrina de la Iglesia Nueva Apostólica, tenemos la firme creencia de que cuando el cuerpo muere, el alma y el espíritu permanecen inmortales y que, a pesar de ya no tener el cuerpo, seguimos manteniendo nuestra personalidad. Quiere decir que nuestra capacidad de decisión sigue estando.
Dios nos regala esta capacidad para que podamos decidirnos libremente por Él. Es un Dios de amor, y no quiere imponernos nada, sino que justamente en su amor nos deja libres. Como expresa el lema para este año: Cristo nos hace libres. Y esta libertad es ofrecida de la misma manera en una y en otra orilla.
En estos Servicios Divinos especiales intercedemos por los difuntos. Allí también son brindados los Sacramentos. La gracia de Dios no tiene limitación. Pero un alma que ha partido al más
allá puede estar cerca o lejos de Dios. En cercanía implica que ha quedado en fieldad a Cristo, que ha aceptado la gracia, que ha aceptado el camino. En cambio, si está lejos de Dios significa que quizás aún no lo ha aceptado o que, habiendo estado cerca, en un momento dado se alejó.

También nosotros nos alejamos de Dios cuando quedamos presos del pecado, por fuera de la voluntad de Dios. Esto mismo pueden experimentarlo las almas del más allá.
Pero Dios nos conoce, nos ama, nos comprende y desea que todos podamos ser salvos.
Esta es nuestra gran alegría: el plan de salvación de Dios no está limitado a tener el cuerpo. El plan de salvación de Dios es para todos.

El camino es Jesucristo, es nuestro modelo y guía. Para seguir este camino:
-El primer paso es creer en Jesucristo.
-Luego, seguir su Evangelio . Tomar sus palabras, su ejemplo y su amor. La palabra nos brinda fuerzas, consuelo y claridad.
- Aceptar los Sacramentos a través del envío dado en el ministerio de Apóstol.
-E intentar cada día cambiar hacia la imagen de Cristo .

Esta posibilidad está dada también para aquellos que están en la otra orilla.
Esperamos cada día el retorno de Cristo. Allí, quienes aún estén sobre la tierra recibirán un cuerpo de transfiguración y aquellos que esperaron en la otra orilla, y que le siguieron, los muertos en Cristo, recibirán un cuerpo de resurrección.
Pero el plan de salvación no termina allí. Luego podremos trabajar junto a nuestro Señor llevando el Evangelio en el milenario reino de paz a todas las almas, incluso a aquellas que nunca conocieron a Jesucristo y su Evangelio. Dios va a seguir dando la posibilidad de que todos los seres humanos sean salvos . Pero siempre está el libre albedrío, la libre decisión de buscar la posibilidad de una vida eterna junto al Padre celestial o de quedar eternamente separado de Él.

“Contagio del amor”: de corazón a corazón
Queremos volver a reflexionar sobre lo que implica esta palabra para nosotros y también, en este sentimiento, pensar en aquellos que nos han antecedido. ¿Cómo podremos ayudar? Hoy en día, por el contexto actual, tenemos muy en claro lo que implica un contagio. Dios nos pide que podamos llevar “el contagio del amor”, es decir, que pueda transmitirse de corazón a corazón el sentimiento de amor que Dios colocó cuando recibimos el don del Espíritu Santo. Que ese amor podemos llevarlo hacia aquellos que están aquí, en esta orilla, y a los que están en la otra orilla.
¿Cómo lo hacemos? Con nuestro comportamiento cotidiano, en cada acción que tengamos
hacia el prójimo. Cuando nosotros amamos al prójimo aquí, esto se multiplica en miles y millones de almas en la otra orilla. Y cuando no podemos amar aquí, esto también se multiplicará en la otra orilla. Es una reflexión que queremos dejar en nuestra alma.
Que en el amor podamos unirnos en la intercesión, tanto por nuestros amados como por aquellos que no hemos conocido. Es para todos aquellos que puedan aceptar la gracia.

Jesucristo es el único camino de salvación para los vivos y para los muertos. En ningún otro hay salvación.

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