Resumen del Servicio Divino

Domingo 24/05/2020

El Servicio Divino de palabra del domingo 24 de mayo de 2020 fue presidido por el Apóstol Claudio González. Compartimos un resumen de la prédica.


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Servicio Divino de palabra – domingo 24 de mayo de 2020

Tema
: La espera del Espíritu: el Bautismo con Espíritu

Título: El Bautismo de Jesús

Texto bíblico:Marcos 1: 10: “Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él”.

Mensaje: El don del Espíritu Santo debe tener repercusiones en nuestra vida.

Ya en la oración de inicio era expresado por el Apóstol: “Que tu Espíritu pueda escribir en nuestro corazón aquello que necesitamos conocer”. El siervo estuvo acompañado en el servir por el Anciano de Distrito Marcelo Basso.

Luego la palabra se centraría en el bautismo de Jesús.
Fue descripto como un hecho muy transcendente, porque en él hay una manifestación de Dios maravillosa. Dios Padre y Dios Espíritu Santo anuncian que estarían con Jesús siempre. Es decir que este momento es una manifestación del trino Dios. En esa comunión entrañable, Cristo tendría la posibilidad de redimir al hombre y a partir de ese instante, comienza su actividad misionera.
En ese momento, la voz de Dios se hizo audible. Estaba señalando a Jesús como Redentor y Salvador de nuestras almas, como el primogénito Hijo de Dios que venía a salvar a la humanidad del pecado.

Hemos renacido de agua y espíritu. Y el Espíritu Santo tiene amplios efectos también en nuestra vida:

-Dios es amor y, como dice en Romanos 5: 5, su amor está derramado en nosotros. Servimos a Dios por amor, le oramos e intercedemos por amor, nos santificamos, atendemos al prójimo, todo con ese mismo amor. Cuando le damos lugar al Espíritu Santo crecen en nosotros sus dones y aptitudes (los frutos del Espíritu Santo, Gálatas 5: 22).

-También es un Espíritu de verdad, la que nos hace libres y ante la cual estamos en cada Servicio Divino.

-Cuando activa en nosotros, es además una fuente de consuelo: para nosotros, pero también nosotros mismos nos convertimos en fuente de consuelo para aquel que está caído. Nos permite llegar con calidez y gentileza a todos los corazones.

-Ese Espíritu también nos hace conocer todas las cosas: nos advierte y nos exhorta, porque la tentación siempre viene y cuanto más santificados estemos, más podremos vencer aquello que nos aleja del camino y que nos puede hacer dudar.

Así como en el Bautismo de Jesús la voz de Dios se volvió audible, hoy queremos preguntarnos: ¿Qué me dice el Señor con esta palabra? De esta historia, ¿cuál es el mensaje para mí?

Ver a Dios
¿Vemos el cielo abierto para nuestra bendición? ¿Vemos a Jesús transfigurado en el altar y en el Sacramento? ¿Vemos la bendición de Dios en nuestra vida, en nuestro pasado, presente y futuro?
En Hechos 6: 7 habla de un Diácono de Dios, Esteban. No tenía grandes competencias humanas, pero pudo servir a Dios por su buen testimonio, por estar lleno del Espíritu Santo y de sabiduría. De eso se trataba. Él también pudo ver el cielo abierto y a Jesús a la diestra de Dios.
Cada vez que recibo el perdón y que estoy frente a la palabra, ¿siento el cielo abierto y la victoria de Dios sobre mi vida?

Oír su voz
¿Oímos la voz de Dios cuando nos habla? Hemos renacido de agua y espíritu, tenemos la gracia de Dios y su voz nos dice: “Tú eres mi hijo amado”. Recibimos su palabra, nos ama y nos llamó para ser sus herederos.

Dar lugar al don del Espíritu Santo en nuestra vida
La Biblia menciona a otro varón llamado Sansón. Dentro de sus victorias hubo tres muy trascendentes. Tienen un punto en común: cuando el Espíritu de Dios descendía sobre él, ahí ganaba sus batallas. Las buenas batallas de la fe en mi vida son aquellas en las cuales le doy lugar a los frutos del Espíritu Santo. Entonces puedo triunfar, con las armas que Dios me da para vencer todas las cosas.
Después de su bautismo, Jesús inmediatamente fue llevado al desierto, donde fue tentado. En el método que utiliza el enemigo para tentarlo hay mucha astucia. Lo desafía a utilizar el poder del Hijo de Dios. Le dice: “Si eres Hijo de Dios…”. ¿Cómo vencemos nosotros cuando somos probados? ¡Queremos vencer como hijos de Dios! El don ya lo tenemos, solo hay que utilizarlo.

Dios quiere que el Espíritu Santo esté activo en nosotros, que le demos lugar para que nos guíe, para que nos muestre las cosas como son y también para que seamos sus discípulos.
Cuando eso lo podamos vivir, seremos bienaventurados.

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