Jueves 21/05/2020
El miércoles 20 de mayo tuvimos la posibilidad de vivir el Servicio Divino de Ascensión en casa, junto al Apóstol de Distrito Enrique Minio.
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Servicio Divino de palabra – miércoles 20 de mayo de 2020
Tema: Ascensión
Título: “La exaltación de Cristo”
Texto bíblico:Parte de Efesios 1: 19-21: “[La supereminente grandeza del poder de Dios], la cual operó en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a su diestra en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero.”
Lectura bíblica: Hechos 1: 4-12
Mensaje: Jesucristo ha vuelto a la gloria de Dios.
Para celebrar la fiesta de Ascensión, el miércoles 20 de mayo se realizó un Servicio Divino de palabra con transmisión a todos los países del área. El mismo fue realizado por el Apóstol de Distrito Enrique Minio, quien además estuvo acompañado por el Obispo Pablo Basso.
Ascensión llegaba con una importante novedad: este miércoles no habría Palabra Pastoral, pero sí un Servicio Divino de palabra, en esta oportunidad junto al Apóstol de Distrito. Fue así que desde el momento que fue anunciado, también a través de los distintos medios de comunicación institucionales, comenzó a circular el aviso con velocidad. Antes de las 20 hs ya muchos de nuestros hermanos y hermanas estaban conectados, ansiosos por escuchar lo que el Padre quería colocar en el corazón. “Que nada nos impida poder vivir un momento de enseñanza, bajo la palabra, sabiduría y consuelo”, fue el sentir expresado en la oración inicial.
Una esperanza maravillosa
“Mis amados hermanos y hermanas en el Señor, desde el corazón, más allá de la distancia estamos unidos en la comunión. Les deseo una muy cordial bienvenida al altar de nuestro Padre celestial”, expresó el Apóstol de Distrito al comienzo de la hora.
La fiesta de Ascensión tiene un valor especial para la cristiandad. Los acontecimientos de ese día se relatan en Hechos 1: 4-12, texto que fue utilizado para la lectura bíblica del día.
En su paso por la tierra, Jesús reveló la naturaleza de Dios. Caminó entre los hombres, dio de su sabiduría, estuvo con los discípulos y vivió todos los sucesos relatados en los Servicios Divinos anteriores y que conocemos relativos a su muerte y resurrección.
Cuando Él resucitó, estuvo 40 días con sus discípulos. En ese periodo ellos pudieron vivir maravillosas situaciones junto a Cristo y fortalecieron su fe. Pero llegó el instante en que Jesús les avisó que no iba a poder quedarse con ellos; sin embargo, debían quedar unidos ya que iba a enviar el consuelo: el don del Espíritu Santo. El día de la ascensión de Cristo se cumplió. Los discípulos quedaron sorprendidos y les fue dicho: “Así vendrá como le habéis visto ir al cielo”.
Conocemos el final: la comunión eterna con Dios. Esta es una esperanza maravillosa, lo que Él ha prometido ha sido y será una hermosa realidad. Quizás no conocemos los caminos por los que nos va llevando. Pero sabemos que Él es el camino, la verdad y la vida. En eso confiamos.
¿Por qué festejamos Ascensión? Aquel día Jesús subió al cielo y se sentó a la diestra del Padre. Había vuelto a su gloria tal como lo había predicho. Fue su exaltación.
El exaltado vela por los suyos
Al mismo tiempo, está cerca, cada día. Así como Jesús conocía en plenitud a sus discípulos, nos conoce también a nosotros. “No tengamos duda de esto, Cristo sabe quiénes somos y lo que necesitamos, en esto queremos confiar”, destacó el Apóstol de Distrito. Jesús vela por nosotros en cada momento de nuestras vidas, participa de nuestro destino y nos da lo mejor, quiere que seamos libres en Él. La promesa “estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”, sigue vigente.
Nosotros debemos decidirnos a estar cerca de Él. Por algún motivo podríamos alejarnos de Dios, pero Cristo nos llama, intercede por nosotros y nos invita a regresar. No nos acusa, todo lo contrario.
Jesús explicó que su reino no es de este mundo y que venía a ofrecer salvación. Lo mismo nos transmite hoy. Él no vino para darnos soluciones a los problemas, aunque sí puede ayudarnos, pero fundamentalmente nos brinda la salvación. Esto queremos buscar. Queremos mirar en el corazón y preguntarnos entonces: ¿cuál es el motivo por el que busco a Cristo?
Tener parte en la gloria
Asimismo, fue recordado el pasaje de Juan 17:24, cuando Jesús, orando dice: “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo”.
¡Qué hermoso deseo de Cristo para con nosotros, realmente somos ricos en Él!
Para tener parte en la gloria hay que esforzarse, demostrar que la resurrección y ascensión de Cristo están en el corazón, que añoramos el día de su retorno. Queremos transitar el camino hacia la resurrección para ser una sola cosa con nuestro Padre. Para alcanzar esta meta debemos prepararnos y permanecer en la comunión con Cristo. Lo hacemos cuando buscamos estar bajo la palabra, cuando obramos cada día de nuestra vida bajo el Evangelio de Cristo y desarrollamos la nueva criatura a imagen de Cristo. Siguiendo su ejemplo, queremos quedar en la paciencia y en el amor.
“Ha sido una profunda alegría compartir este momento junto a ustedes. Deseo que podamos ser una ayuda allí donde el prójimo nos necesite. Que la protección del Padre celestial pueda estar en cada uno de nuestros caminos. Dios les bendiga y hasta cada oración”, expresó el Apóstol de Distrito al finalizar el Servicio Divino.
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