Resumen del Servicio Divino

Lunes 18/05/2020

Ingresando a esta noticia podrán acceder a un resumen del Servicio Divino de palabra oficiado el domingo 17 de mayo de 2020 por el Apóstol Herman Ernst.


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Servicio Divino de palabra – domingo 17 de mayo de 2020

Tema
: La espera del Espíritu: el Espíritu de Dios en el Antiguo Testamento

Título: Llenos del Espíritu Santo

Texto bíblico: Parte de Números 11:29: “Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos”.

Mensaje: El Espíritu Santo nos revela el futuro y nos llena de gozo.

El Servicio Divino de palabra de este domingo fue presidido por el Apóstol Herman Ernst junto al Anciano de Distrito Sergio Pereira. Compartimos a continuación un resumen de la prédica.

“Que podamos tener el corazón abierto a la manifestación de tu Espíritu”, fue parte del ruego inicial en palabras del Apóstol Ernst. Luego daría la bienvenida, con la invitación: “Rodeamos el altar, más allá del lugar en el que estemos, porque hemos invocado a la santa Trinidad”.
Así daba comienzo a un nuevo Servicio Divino de palabra.

Contexto
El pueblo había salido de la esclavitud de Egipto. Había pasado ya un tiempo y empezaban a levantarse algunas quejas por diversas situaciones. Moisés, junto a 70 ancianos, se acerca al tabernáculo, donde Dios desciende en una nube. Estos varones comenzaron entonces a profetizar. Sucedió que otros dos hombres, que habían permanecido con el pueblo, también comenzaron a profetizar. Josué entonces relata esto a Moisés con cierta postura crítica. Pero Moisés los defiende y expresa el deseo de que todos fueran profetas, que forma parte del texto de hoy: “Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos”.

Efectos del Espíritu Santo
Hoy también hay un pueblo que lleva el don del Espíritu Santo. Tenemos esa oportunidad. Al recibir este don, a la vista todo queda igual. El punto es cuánto dejamos que cambie dentro nuestro.

El primer efecto del Espíritu Santo es la relación con Dios, que va cambiando. Porque no es espíritu de esclavitud sino que la verdadera libertad se da cuando quedamos bajo los límites que Dios ha trazado.

Muchas veces los seres humanos somos reticentes a creer. Pero es hermoso cuando nos permitimos experimentar el amor de Dios. El amor es el segundo efecto. El Espíritu Santo nos da la capacidad de amar, incluso al enemigo. Amar como Cristo ha amado.

Otro de sus efectos es el gozo. Cuando vivimos llenos del Espíritu Santo, no estamos atados a las diversas circunstancias y situaciones de nuestra vida. Sabemos que nos espera una vida eterna junto al Señor. Saber que tenemos esa experiencia por delante nos consuela en las angustias.

Luego, vinculado a esto, están la esperanza y la paz. Esperanza porque cada día es una oportunidad que Dios me da de sentir su amor y de acercarme a su retorno. La paz del Señor no está basada en cosas vanas y pasajeras sino en la certeza de que en Él todo lo podemos soportar. Su paz hace que todas las voces de preocupación se acallen, porque esperamos su retorno.

La unidad es otro efecto del Espíritu Santo, porque ya no buscamos los puntos en común con los demás, en los sentimientos y pensamientos. Dios no nos pide que seamos iguales sino que nos amemos unos a otros. El punto en común es que anhelamos lo mismo. La gracia de Dios es para todos. No miremos las cosas que se ven; aprendamos a ver las que no se ven.

Finalmente, el Espíritu Santo nos permite añorar la patria eterna, la venida de Cristo. No para evadirnos de las situaciones sino porque queremos gustar para siempre el amor de Dios.
Que pueda ser el clamor de nuestra alma, cada día: ¡que Cristo venga pronto! Pero no como algo aprendido sino como una necesidad interior de pasar de la fe a la contemplación.

El Espíritu Santo nos consuela y nos guía. ¡Que así pueda ser en nuestra vida!

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