“Un poco más”

Domingo 05/10/2014

El domingo 5 de octubre de 2014, el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider celebró el Día de Agradecimiento en la iglesia central Buenos Aires (Argentina). El Servicio Divino fue transmitido vía satélite a toda el área de actividad del Apóstol de Distrito Passuni.


“Él puede pintar el cielo gris, o azul…” así cantaba el coro de niños en la iglesia central, antes de comenzar el Servicio Divino. Nada más apropiado: el día había amanecido muy gris y con fuertes lluvias que acompañarían durante toda la jornada. Aún así, para los hijos de Dios en Sudamérica el color del cielo esa mañana parecía ser otro, más bien radiante: la iglesia se vio totalmente colmada de almas expectantes por escuchar al Apóstol Mayor Schneider en su primera visita a Argentina en ese elevado ministerio.
Le acompañaban los Apóstoles de Distrito Leonard Kolb (Estados Unidos), Raúl Montes de Oca (Brasil y Bolivia) y el Ayudante Apóstol de Distrito John Fendt (Estados Unidos), así como el Apóstol de Distrito Norberto Passuni y Apóstoles de Argentina y Uruguay.
Para esta ocasión, fue leída la palabra de Efesios 3: 20-21: “Y Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.”
“El día de agradecimiento no es una fecha más en nuestra Iglesia; si el Padre quiere que festejemos el agradecimiento es porque quiere darnos una bendición especial”, así comenzaba el Apóstol Mayor su servir.
“En francés hay un dicho que dice que el hombre es un animal extraño, porque se focaliza en lo que no tiene y no puede hacer”, mencionó, y a continuación exhortó a tener en cuenta más bien cuán “ricos” somos en aquello que no se puede comprar con dinero. También queremos ser conscientes de la gracia.
Tenemos mucho para agradecer: la ayuda en la vida cotidiana; como cristianos agradecemos por Jesucristo, por el haberse hecho hombre, por sufrir y morir por nuestra salvación, también porque envió Apóstoles.
Cuando pensamos en lo que el Espíritu Santo ha hecho en nosotros, tenemos mucho para agradecer. Si el Espíritu Santo puede actuar en nosotros, Él puede hacer más de lo que le pedimos. ¿Cómo puede ser esto? Como lo hizo Salomón: sólo pidió un corazón sabio . Y luego Dios le dio mucho más. “Por favor”, pidió el Apóstol Mayor, “primero pidamos sabiduría”. Primero, buscar el reino de Dios.
A veces uno tiene la imagen de la fe, de que quien es fiel debe sufrir y estar triste. ¡No! puedes tener ambas cosas, ser un hijo de Dios fiel, ser salvo, y ser feliz sobre la tierra. “Sólo es cuestión de prioridades”, mencionó.
También se refirió a la alabanza y la glorificación a Dios. Esto significa ser obedientes, aceptar el servir, la entrega, ayudar al prójimo. “¡Dios quiere que yo haga algo!”. Entonces, como dice nuestro texto, Él puede hacer mucho más de lo que le pedimos.
Hagamos un poco más de lo que pensamos que podemos hacer. Hacer sólo lo que debemos es un límite; entonces, vayamos un poco más allá de los límites. ¿Acaso no es esto temor de Dios y gratitud?
Colaboraron también en el servir los Apóstoles de Distrito Kolb y Montes de Oca, y el Apóstol Minio.
Después de festejar la Santa Cena, también para los amados en la eternidad, tal como estaba previsto fueron colocados en descanso ministerial luego de muchos años de fiel activar, los Apóstoles Carlos Milioto (Uruguay) y Norberto Picchi, así como el Obispo Jorge Malzone (ambos de Argentina).
Asimismo fueron instituidos en sus ministerios el Apóstol Gerardo Zanotti y el Obispo Claudio González (también de Argentina). Por último, el Apóstol Mayor dio al Apóstol Enrique Minio, el encargo como Ayudante Apóstol de Distrito: “Ayudar, ayudar y ayudar: al Apóstol de Distrito, a los Apóstoles y a los hermanos y hermanas”, expresó entre otros conceptos.
Luego de la oración final y antes retirarse, pidió a la concurrencia si podía llevar los saludos al Apóstol Mayor Wilhelm Leber, actualmente en descanso, con quien se encontraría en los próximos días. Todos respondieron con un “¡Sí!” lleno del fervor sudamericano, el mismo con el que el coro general y la orquesta cerraron el encuentro. El Apóstol Mayor les dedicó un “Bravo! Merci beaucoup!”, agradeciéndoles tanto a ellos como al coro y la orquesta de niños, que habían colocado un emotivo marco.

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