“¡El Señor lo hizo por mí!”

Sábado 04/10/2014

Visita del Apóstol Mayor a Santiago del Estero.


Como fuera anunciado, el sábado 4 de octubre el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider ofició en Santiago del Estero (Argentina) en el marco de su visita al país. Lo acompañaron los Apóstoles de Distrito Leonard Kolb (EE.UU.), Raúl Montes de Oca (Brasil y Bolivia) y el Ayudante Apóstol de Distrito John Fendt (EE.UU). También estuvieron, junto al Apóstol de Distrito anfitrión Norberto Passuni, los Apóstoles de Argentina y Uruguay. El Servicio Divino tuvo lugar en el centro de convenciones FORUM, en el centro de la ciudad de Santiago del Estero.

El Apóstol Mayor había sido recibido en el aeropuerto de Santiago por un coro de unos 50 niños pertenecientes a la escuela de música, más jóvenes y colaboradores. Cantaron dos himnos y también presentaron bailes tradicionales al ritmo de la “chacarera”. El Apóstol Mayor se alegró por la bienvenida y luego dirigió unas palabras de saludo.
Para el Servicio Divino, miles de hermanos y hermanas se allegaron al centro de convenciones FORUM. Sería la primera vez en que oficiaría un Apóstol Mayor en Santiago del Estero.
Fueron incontables los preparativos. Llegaron hermanos desde diferentes puntos de Santiago, como así también de las provincias argentinas de Tucumán, Catamarca, La Rioja, Salta, Jujuy, y aun algunos de Córdoba, Entre Ríos, Misiones, Santa Fe, Buenos Aires, Chubut, e incluso hubo quienes viajaron desde Paraguay. El salón estaba colmado: no sólo de fieles sino además de mucha expectativa y alegría. El coro estuvo conformado por los coros de los distritos Nº35/1 y Nº35/2 de Santiago.
El Apóstol Mayor Schneider utilizó como base el texto bíblico de 1 Corintios 11: 24: “Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí”.
En su saludo inicial, expresó estar muy feliz y agradecido de conocerlos y, viendo la larga concurrencia, se dirigió a quienes se encontraban en las últimas filas diciéndoles que no se sintieran tristes por eso, pues “¡la bendición de Dios será exactamente la misma!”.
Centrándose ya en la palabra del día, expresó que todos queremos ingresar a la comunión eterna y la celebración de la Santa Cena es muy importante para nuestra preparación.
Jesús dijo “Yo soy el pan de vida”. La Santa Cena debe ser nuestro “alimento”; así como en la vida diaria al ingerir recibimos las vitaminas y energía para nuestro cuerpo, del mismo modo es con la Santa Cena en lo que respecta a nuestra vida espiritual. Entonces queremos celebrarla de manera digna. El Apóstol Mayor destacó que al decir “en memoria de Cristo” no se trata de decir “me acuerdo de lo que Jesús hizo y dijo”. En memoria de Cristo:
- Recordamos su sacrificio: Él entregó su vida. Aceptó sufrir y morir ¡y lo hizo por mí, lo hizo por ti! Celebrar la Santa Cena de esa forma, fortalece nuestro amor por Jesús.
- Recordamos su vida: En su paso por la tierra, pensemos lo que Jesús sufrió, las injusticias, burlas, agresiones (…) Pero en su amor Dios se ocupó de que regresara a la comunión eterna con Él. Celebramos la Santa Cena en memoria de Cristo cuando lo hacemos con confianza.
- Recordamos el camino de salvación que estableció: ¡También lo hizo por mí!
- Recordamos que nos dio tareas: Nos pidió, como a sus discípulos, que pudiéramos servir. Entonces celebrar la Santa Cena en memoria de Cristo, incrementa nuestra entrega para con Él.
- Recordamos que pidió a sus discípulos que fueran unánimes. La Santa Cena incrementa el deseo de unidad, en especial en la comunidad.
- Recordamos la promesa de Jesús: También es para mí cuando dijo: ¡Volveré pronto!
- Y finalmente, recordamos: La fiesta en los cielos en la gloria de Dios, es mi futuro. ¡Es mi futuro, es tu futuro! Entonces surge la gratitud y exclamamos: ¡Gracias, gracias, gracias!

Cuando podemos celebrar la Santa Cena de manera digna, es una experiencia grandiosa. Tomémoslo de manera personal: “¡Es para mí!”.
Colaboraron también en el servir el Ayudante Apóstol de Distrito Fendt, el Apóstol de Distrito Montes de Oca y el Apóstol de Distrito Kolb.
Finalizado el encuentro, el Apóstol Mayor y sus acompañantes emprendían el regreso a Buenos Aires, para realizar a la mañana siguiente el Servicio Divino en la iglesia central Buenos Aires.

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