En su casa y en nuestro corazón

Sábado 27/04/2019

La iglesia Río Gallegos se encuentra en la ciudad del mismo nombre, capital de la provincia de Santa Cruz (sur de Argentina). Fue inaugurada hace 25 años y esto era un motivo de festejo. De modo que la comunidad, junto al Apóstol Claudio González, durante el Servicio Divino del sábado 27 de abril celebró su 25º aniversario.


Al dar la bienvenida, el Apóstol compartió también los especiales saludos del Apóstol de Distrito en descanso Mario Fiore, quien siendo Apóstol inauguró esta comunidad.
Luego fue leída una breve reseña histórica que sintetizaba algunos de los momentos más relevantes vividos en la comunidad.
Para el desarrollo de la prédica, fue tomado el texto de 1 Reyes 8: 11, que a su vez había sido utilizado el día de la inauguración. Dice: “Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová”.
Asimismo, acompañaron en el servir el Obispo Videla, el Evangelista de Distrito Albeiro y el Primer Pastor Ruppel.
También alegró la participación de los Pastores dirigentes de Ushuaia, Comodoro Rivadavia y del Pastor Lizardo Terán, de Chile.
En el marco de este encuentro se celebró además el Santo Sellamiento de cuatro fieles.

La presencia de Dios: en su casa y en nuestro corazón
Este texto habla del día en que fue inaugurado el templo en Jerusalén. La presencia de Dios en la iglesia tiene muchísima importancia. En el antiguo pacto, las tablas de la ley que estaban en el arca eran la presencia de Dios en el templo. Hoy, cuando asistimos al Servicio Divino, no solamente vamos a oír la voz del Pastor, también vamos a orar. En su casa, Dios no solamente nos habla, sino que también nos escucha.
También nosotros hablemos de Dios, llevemos el Evangelio, demos testimonio del Cristo resucitado. Pero no se trata de convencer a nadie, sino simplemente de dar testimonio de nuestra fe, invitar y después orar fervientemente. Para ello, primero Jesús debe vivir en nuestro “templo-corazón”, para que lo podamos percibir en el día a día y que a través de la fe podamos contemplarlo. Caminemos siempre con el Señor para andar seguros y poder vencer todas las cosas, así como Jesucristo ya las venció. Ahora es nuestro turno: ¡pero con su ayuda, su gracia y su bendición!

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