Estrechamente vinculados en la Santa Cena

El domingo 17 de marzo de 2019 sería el tercer encuentro en el marco de la visita del Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider a Uruguay. En esta oportunidad, un Servicio Divino en La Caballada con participación de fieles de diversas comunidades del país, que también fue transmitido en vivo al área de Apóstol de Distrito Enrique Minio. Junto a él, acompañaron los Apóstoles de Distrito Raúl Montes de Oca y Wolfgang Nadolny, así como los Apóstoles de Argentina, Brasil y Uruguay.

En una mañana un poco más nublada que las anteriores (pero sin tormentas), los fieles esperaban con alegría participar del servir del Apóstol Mayor. Antes de ingresar a la sacristía, visitó tres anexos que complementaban la concurrencia del salón principal (2.034 en total, además de los participantes por transmisión), saludando y dando una palabra a los hermanos y hermanas congregados. “Sé que muchos necesitan una ayuda, una fuerza especial. Dios dará a cada uno lo que necesita”, expresó. También dijo que no había diferencias por el lugar que cada uno estaba ocupando, “la bendición va a ser igual en todos lados ... Y cuando estemos en el reino de Dios todos vamos a tener exactamente lo mismo. Porque Dios ama a todos por igual”.
Luego se dirigió a la sacristía junto a los Apóstoles de Distrito, Apóstoles y Obispos que lo acompañaban. El Servicio Divino comenzó minutos después, siendo la base del servir el texto bíblico de 1 Corintios 10: 16-17: “La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”.

“Estoy muy agradecido a Dios de vivir este Servicio Divino junto a ustedes”, fue el saludo inicial a toda la comunidad reunida, tanto en La Caballada como en los lugares en conexión. Luego introducía la citada palabra bíblica del Apóstol Pablo, refiriéndose al significado y los efectos de la Santa Cena.
Explicaba que cuando la celebramos dignamente, experimentamos que nuestra comunión con Dios y entre nosotros es fortalecida. Por tanto, quedamos más estrechamente vinculados.

Los efectos de la Santa Cena
Al participar de la Santa Cena:
-Tomamos conciencia de que dependemos totalmente de Dios y de su gracia.
-Se fortalece el vínculo con Jesucristo. En cada Santa Cena nos recuerda: ¡Tú eres mío, yo te redimí, yo te amo, yo morí por ti! ¡No te preocupes! Tenemos comunión también con su sufrimiento. Cristo lo dijo claramente: quien me sigue quedará expuesto ante tentaciones. Tenemos que luchar, pero si estamos vinculados con el Señor, también nos dará de su fuerza.
- La vida de Dios en nosotros es alimentada y la nueva criatura puede crecer.
-Tomamos conciencia de que somos miembros del cuerpo de Cristo. ¿Cuál es nuestro encargo? ¡Anunciar aún su Evangelio sobre la tierra!
- Tenemos un anticipo de la eterna comunión con Dios. En la Santa Cena nos preparamos para esa comunión perfecta con Él, de la que nada ni nadie podrá separarnos.
Asimismo, la Santa Cena fortalece la comunión entre los hijos de Dios. Nadie puede decir que es mejor ni que merece más la gracia. Si cada uno toma conciencia de esto, se vuelve humilde frente al otro. Cuanto más se desarrolla la nueva vida en la comunidad, menos importantes se vuelven las diferencias y todos son uno en Jesucristo. ¡Nos necesitamos!
Cuando estemos con Dios, no solamente tendremos cada uno comunión con Él sino comunión completa entre nosotros. Y esa comunión perfecta será también entre los vivos y los muertos. ¡Celebremos este anticipo de la comunión perfecta, con Dios y entre nosotros!

El Apóstol Mayor llamó luego al altar a los Apóstoles de Distrito Montes de Oca y Nadolny. Posteriormente fue celebrada la Santa Cena en la comunidad y también para los difuntos.
El Apóstol Mayor se despidió diciendo: “Una vez más, el Señor va a bendecir todo abundantemente. ¡Les deseo mucha alegría y bendición para el futuro y que ustedes sean una fuente de bendición para todos!”.