Desde el sur al centro de Chile

Domingo 04/11/2018

El fin de semana del 3 y 4 de noviembre el Apóstol Claudio González visitó la ciudad de Osorno y luego Santiago, la capital del país. Entre ambas ciudades hay unos 1.000 kilómetros de distancia, esta vez unidas por una misma palabra y un mismo sentir.


El sábado 3 ofició en la iglesia Osorno, ubicada en la ciudad del mismo nombre, en la región de Los Lagos. Es atendida por siervos de Dina Huapi, ciudad que está ubicada a 15 km de San Carlos de Bariloche, en Argentina.
Acompañó al Apóstol González el Pastor dirigente junto a algunos hermanos de Bariloche y Dina Huapi, entre ellos el Pastor en descanso Phillipe Cheminade, quien fuera por muchos años dirigente de esta comunidad.
Colaboraron en el servir el Pastor dirigente Eduardo Zamora. Luego de la Santa Cena se procedió a la ordenación de un Diácono, generando enorme alegría por contar ahora con un servidor de la zona. Luego del Servicio Divino el Apóstol pudo saludar a la concurrencia, que fue de 39 fieles, junto con los siervos que le acompañaban.
Por su parte, la comunidad de Huamachuco recibió al Apóstol el domingo 4 de noviembre. Está ubicada en un barrio de Renca, zona norte de la capital Santiago de Chile. Ya desde el sábado anterior se empezaba a vivir la hermosa fiesta. Un encuentro especial para la limpieza del lugar, arreglos florales hasta altas horas de la noche y un altar que tenía algo muy especial: se iluminaba con un brillante color blanco.
Acompañaron al Apóstol el Evangelista de Distrito Félix Borié y el Pastor dirigente German Quintero.
Un invitado muy especial, el recién florecido coro de juventud del distrito, deleitó emotivamente con el último himno.
Participaron del Servicio Divino 90 hermanos y hermanas. Al finalizar, el Apóstol pudo saludarlos, se tomó algunas fotos con los jóvenes y participó del festejo de cumpleaños de dos niños de la comunidad.
En ambos encuentros, el Apóstol basó su servir en el texto bíblico Judas 1: 20 y 21: “Pero vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo, conservaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para vida eterna”.

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