Recibir el Evangelio, por completo

“Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre” . Esta alegórica palabra del Apocalipsis fue el centro del servir del Apóstol de Distrito Enrique Minio en la iglesia Villa Castellino Nº2, Gran Buenos Aires, donde se pudieron congregar el domingo 21 de octubre un total de 156 fieles.

Un grupo de niños recibió en la entrada de la iglesia al Apóstol de Distrito entonando un himno y ejecutando algunos instrumentos. También le entregaron una tarjeta de bienvenida.
Una vez comenzado el Servicio Divino, fue leído el texto bíblico de Apocalipsis 10:10:
El “librito” aquí mencionado simboliza el Evangelio. Y “comer” ese libro, significa que al recibir la enseñanza de Dios, me ocupo de ella y la pongo por obra. A su vez, puede tener una parte dulce y otra amarga.

-Lo dulce
Por un lado, Dios nos prometió la vida eterna. Nos ha dado esta promesa. Nos sentimos amados por Dios, con un amor incondicional. Prometió también ayudarnos hasta el día del cumplimiento. Nos da el libre albedrío para tomar cada decisión. Nos perdona. Todo esto es la parte dulce.

Lo amargo
Por otro, nos hemos decidido a seguir el camino. Sucede que estar en el seguimiento implica una posición de renunciamiento a muchas cosas en nuestra vida. Dios nos pide, por ejemplo, amar también al enemigo, a aquel que no hace las cosas como debería, amar a cada ser humano. Tenemos que luchar por confesarlo en nuestra vida, por vencer el propio yo, por arrepentirnos. Esto implica un sacrificio. Seguir a Cristo y quedar fiel es tomarlo como modelo en todo. Aceptar esto puede incomodarnos: es la parte que nos puede “saber amarga”.

Para alcanzar el día del Señor, Dios nos pide que podamos tomar su Evangelio por completo.

Colaboraron en el servir el Obispo Pablo Basso y el Pastor dirigente Marcelo Molina. Se contó, además, con la presencia de siervos en descanso de todo el distrito, entre ellos el Obispo Juan C. Szymkowicz.
Se vivió un momento muy emotivo cuando fue donada la Santa Cena también para los difuntos, con un recuerdo especial para aquellas madres que han partido al más allá (siendo que ese domingo en Argentina se celebraba el día de la madre).