Liberados del pecado y con salud espiritual

Domingo 05/08/2018

¿Qué cosas pueden atarnos e impedirnos ser libres espiritualmente? ¿Qué cambios debemos hacer para tener salud espiritual? Estas y otras reflexiones fueron desarrolladas por el Apóstol de Distrito Enrique Minio en los Servicios Divinos oficiados el sábado 4 y domingo 5 de agosto de 2018 en las iglesias Colón y Salto. Ambas se ubican en la provincia de Buenos Aires (Argentina).


En la iglesia Colón pudieron congregarse 42 fieles y fue leído como base del servir el texto bíblico de Hechos 12:7 “Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos”.
El Apóstol de Distrito Minio expresaba al respecto que la imagen de Pedro encarcelado y luego liberado es la imagen que llevamos nosotros como cristianos cuando caemos presos del pecado y luego somos liberados.
Hay muchas maneras de “quedar atado” espiritualmente. Por ejemplo, cuando comenzamos a compararnos con los demás, cuando lo que sucede a nuestro alrededor nos impide cumplir la promesa de seguir a Cristo; cuando pensamos que el perdón y la reconciliación no son necesarios. Dejemos que la palabra de Dios pueda ser como esa luz que resplandece, mostrándonos lo que tenemos que cambiar y así podremos ir abriendo esas cadenas espirituales.
Como fue mencionado, el domingo 5 de agosto el Apóstol de Distrito ofició también en la iglesia Salto, a 180 km de la Ciudad de Buenos Aires. Acompañaron en el servir el Anciano de Distrito Jorge Bercellini, el Evangelista de Distrito Marcelo Tenorio, el Primer Pastor Ariel Midú y el Pastor dirigente de la comunidad, Juan Carlos Godoy. Se reunieron 94 fieles, bajo la palabra de Juan 5: 6, que dice: “Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?”.
En el desarrollo de la prédica se habló de lo importante que es que podamos mirar sobre nuestra salud espiritual. El Señor ofrece salvación a todo aquel que puede decidirse a creer.
Jesucristo sanó al paralítico junto al estanque de Betesda. También a nosotros nos ofrece sanarnos: liberarnos del pecado, de lo que nos aleja de Dios.
En esa revisión espiritual, observamos si podemos vivir con gozo en la casa de Dios, tomando de su palabra; también si podemos servir a Dios y al prójimo con alegría; si podemos y queremos reconciliarnos. En vez de mirar los errores de nuestro prójimo, miremos sus dones. Y en cambio, miramos hacia nuestros errores, para poder crecer y avanzar. Todo esto es una decisión de cada uno, Dios no nos obliga. Y nuestro modelo para ver cómo estamos, no es nuestro hermano o hermana, no es el Pastor, no es el vecino: nuestro modelo es Cristo.

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