Cardona y Valdense festejaron en comunidad

Domingo 17/06/2018

El sábado 16 de junio el Obispo Edgardo Méndez visitó a los fieles de Cardona, con motivo de conmemorarse los 70 años de la comunidad. Al día siguiente, también fue recibido por los hermanos y hermanas de Valdense, que celebraba sus 80 años. Reseñamos ambos encuentros festivos.


Cardona es una pequeña ciudad de aproximadamente 4.800 habitantes, situada en el extremo sureste del departamento de Soriano, limitando con el departamento de Colonia, a 188 kilómetros de la capital, Montevideo (Uruguay). En esta ciudad comenzaron los testimonios de la fe en el año 1948, con siervos provenientes de Juan Lacaze, una ciudad cercana. El actual edificio fue inaugurado el 24 de mayo de 1964 en un Servicio Divino realizado por el Apóstol de Distrito Federico Lewitus.
Para este 70 aniversario, acompañaron al Obispo Edgardo Méndez el Anciano de Distrito Sergio Pereira, el Evangelista de Distrito José Olivera, los Primeros Pastores Gustavo Dotti, Victor Leys y Oclides Álvarez, además de los siervos del lugar, siendo 95 el total de congregados.
Al finalizar el Servicio Divino, el Obispo saludó a los presentes y agradeció por todas las tareas realizadas para engalanar tan emotiva hora. Luego de la descongregación, se compartió un refrigerio y suvenires elaborados por miembros de la comunidad para la celebración.

Valdense
Al día siguiente la cita fue en la comunidad Valdense, situada en una zona rural denominada “Colonia Española” al suroeste de Uruguay y a 122 kilómetros de la capital, Montevideo. Allí se celebrarían los 80 años desde su origen como tal.
Esta comunidad es considerada la primera del Distrito 3 en el país. Su vasta y rica historia está directamente relacionada con la inmigración europea de fines de siglo XIX. La familia Plavan recibió en 1936 el testimonio de la Obra de Dios. Al poco tiempo, luego de sortear algunas dificultades, pudieron acondicionar una habitación de su hogar para realizar allí las primeras reuniones en el lugar. El 6 de marzo de 1938 se comenzaron a realizar Servicios Divinos los días domingo y en abril de 1939 el entonces Ayudante Apóstol Mayor Schlaphoff visitó la comunidad, siendo selladas las primeras almas.
Actualmente la comunidad está integrada en su mayoría por descendientes de las familias pioneras y también por almas que viven a pocos kilómetros en los balnearios cercanos. Los Servicios Divinos se realizan en un pequeño salón anexo a la casa de la familia Plavan.
Para este aniversario al Obispo Edgardo Méndez lo acompañaron el Anciano de Distrito Sergio Pereira, el Evangelista de Distrito Sergio Maya, el Primer Pastor Andrés Pontet y siervos del lugar, siendo 59 los congregados.
Al finalizar el Oficio, se pudo compartir un video con fotos recopiladas durante los años de la comunidad; mucha emoción fue vivida entre los presentes, recordando con mucho cariño a siervos y fieles, algunos ya en el más allá. A continuación, el pequeño pero hermoso coro engalanó el final de la jornada con cuatro himnos hermosamente interpretados. Luego se compartió una torta de aniversario y se repartieron los suvenires elaborados por miembros de la comunidad para la celebración.

De la palabra
El texto bíblico para ambos Servicios Divinos fue Hebreos 10:23: “Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”. En la prédica era expresado que el Espíritu Santo nos alienta a agradecer el pasado para que nos sea posible mirar hacia adelante, en la esperanza de que las promesas serán cumplidas por Dios. En este tiempo donde se viven tantas dificultades, muchos se sienten abrumados por el desaliento y la desesperanza; si cada día tuviéramos la constancia de darle una “gota de fe” a la promesa de que Dios enviará a su Hijo a buscar a su pueblo, entonces las adversidades dejarían de ser lo principal en nosotros, dándole lugar a esa esperanza que nos llena de paz, de consuelo, que nos da también las fuerzas para cumplir su voluntad. La perseverancia, la paciencia y la ayuda mutua son elementos fundamentales para que podamos vivir esa esperanza. El amor y la confianza en la comunidad, la fortalecen en nuestros corazones.

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