Lunes 18/09/2017
El sábado 16 de septiembre el Apóstol Herman Ernst condujo el Servicio Divino en la comunidad Sarandí del Yí, perteneciente al distrito 13 de Uruguay. Al día siguiente ofició en la ciudad de Melo. En ambas ocasiones pudo realizar el Santo Sellamiento.
Sarandí del Yí
Esta ciudad está situada en la zona sudeste del Departamento de Durazno, entre el arroyo Malbajar y el río Yí, siendo este último el límite natural entre los departamentos de Durazno y Florida. Sarandí del Yí dista 223 kilómetros de la ciudad de Montevideo.
Los inicios de esta comunidad se remontan a los años 70. Desde 1972 la comunidad ha cambiado de local en cuatro oportunidades hasta llegar al actual a partir del 23 de mayo de 2015.
El texto leído por el Apóstol Ernst fue el pasaje del Evangelio de Marcos 5:41-42: “Y tomando la mano de la niña, le dijo: Talita cumi; que traducido es: Niña, a ti te digo, levántate. Y luego la niña se levantó y andaba, pues tenía doce años. Y se espantaron grandemente”.
En su prédica, manifestaba a la comunidad que Dios no abandona al hombre, siempre le acompaña. Pero también explicaba que no debíamos confundirnos, el Señor hizo ese milagro, modificó una situación material, pero Él no está para resolvernos nuestro paso por esta tierra. Hoy, es la palabra y el Sacramento lo que nos salva de la muerte eterna.
Colaboraron en el servir el Evangelista de Distrito Morales y el Primer Pastor Alpuín.
Se congregaron 48 fieles, de los cuales cuatro participaron del Santo Sellamiento.
Melo
Al día siguiente, el Apóstol realizó un Servicio Divino en la comunidad de Melo,
en la capital del Departamento de Cerro Largo, a 400 km de Montevideo. La primera comunidad data del año 1964. La iglesia actual fue inaugurada en 1985 por el Apóstol de Distrito Pablo Bianchi.
En esta ocasión el texto bíblico tomado por el Apóstol Ernst fue Lucas 1:10: “Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso”.
El servir se centró en la invitación a que podamos transmitir a todos el Evangelio de Cristo. Nuestro ejemplo es el Señor Jesús: Él fue a los necesitados, a los despreciados por la sociedad; no nos toca a nosotros determinar quiénes deben recibir el Evangelio, miremos su ejemplo.
En esa mañana se congregaron 139 fieles, de los cuales diez recibieron el don del Espíritu Santo.