Domingo 07/04/2024
El domingo 7 de abril el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider presidió el Servicio Divino en Montevideo (Uruguay), con trasmisión a países de la Iglesia regional Sud América.
La cita fue en el estadio Antel Arena de Montevideo, reuniéndose allí 4334 hermanos y hermanas de todo Uruguay. En vivo y en directo fue transmitido a Argentina, Bolivia, Chile y Paraguay; fue programada una retransmisión por la tarde, también para Brasil.
El Apóstol Mayor estuvo acompañado por el Apóstol de Distrito Peter Lambert, de África del Sur, y el Ayudante Apóstol de Distrito Stefan Pöschel, de Alemania del Oeste. De la INA Sud América, el Apóstol de Distrito Enrique Minio, junto al Apóstol Herman Ernst, Obispos y dirigentes de distrito de Uruguay. Además, entre los invitados hubo algunas autoridades eclesiásticas.
Los preparativos llevaron meses. Desde temprano comenzaron a llegar los buses y vehículos particulares con fieles de todo el país. Más de 500 voces conformaron un gran coro, regalando un hermoso marco musical.
La prédica se basó en el texto bíblico de Mateo 25: 21: “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Al inicio, el Apóstol Mayor expresó: “Estamos muy agradecidos, son una gran comunidad, en todos los sentidos de la palabra y es una alegría estar junto con ustedes”.
En sus primeras palabras hizo referencia a la Pascua, celebrada unos días atrás: la alegría de esta fiesta es duradera y consiste en saber que el Señor está vivo y trabajando para nuestra salvación. “¡Que este gozo permanezca en nuestro corazón y se fortalezca cada vez más!”, dijo.
Con diferentes talentos, pero el mismo don espiritual
En relación con el texto leído fue recordada la parábola de los talentos (Mt 25:14-30): Jesús se comparó con un hombre que se va de su casa por un tiempo y le da sus bienes a sus siervos para que los trabajaran y multiplicaran. “Todos tenemos el mismo talento,” dijo el Apóstol Mayor, hemos recibido exactamente el mismo don del Espíritu Santo. Fuimos bendecidos con Agua y Espíritu, el Santo Bautismo y Santo Sellamiento, hemos sido redimidos por el sacrificio de Jesucristo.
Por supuesto, también distribuyó otros talentos. Esto es un poco más difícil de comprender. Tenemos personalidades diferentes, algunos tienen habilidades manuales, otros intelectuales; hay quienes comprenden todo muy rápido y otros necesitan más tiempo. Algunos prefieren estar en el candelero, otros son más tímidos. Hay ricos y pobres. Algunos tienen salud, otros están enfermos. La sociedad en la que vivimos también es diferente. Algunos son libres, otros corren peligros. También hay formas diferentes de vivir en la Iglesia; hay comunidades pequeñas y otras grandes. Algunos viven mucho, otros unos pocos años. Aquí tampoco hay explicación, simplemente lo debemos aceptar…
Pero “todos hemos recibido el mismo don espiritual”, afirmó el Apóstol Mayor. Cuando fuimos sellados prometimos renunciar al mal, seguir y confiar en Cristo, y hacer de su retorno una prioridad. Permanezcamos fieles y guardemos estas promesas.
Multipliquemos los talentos espirituales, trabajemos con el don del Espíritu Santo que hemos recibido y permitamos que la nueva criatura se desarrolle y crezca.
¿Cómo puede manifestarse nuestro crecimiento?
- en el conocimiento de Cristo, leer la Biblia, dedicarle un poco de tiempo y comprender a Jesucristo
- en la confianza a Dios, en el amor a Él y al prójimo.
Examinémonos, si hemos crecido en nuestra confianza en Dios, en nuestro amor hacia Él y hacia el prójimo, en nuestra disposición al perdón, en hacer el bien, también por el que es diferente a mí. “Necesitamos usar nuestros dones para servir a Dios y hacer el bien”, expresó.
A continuación, participaron del servir el Ayudante Apóstol de Distrito Pöschel y luego el Apóstol de Distrito Lambert. En el marco de esta hora, fue celebrada también la Santa Cena para los difuntos. El Obispo Varela y el Apóstol Ernst se acercaron al altar para recibir en representación este Sacramento.
“Gracias por sus ruegos y por la tarea. Les deseo la bendición de Dios para el futuro”, dijo el Apóstol Mayor. “Esto puede parecer una frase hecha, tal vez como Apóstol Mayor debería decirles algo más. Les digo entonces: “¡Dios les bendecirá! Nunca se olvidará de sus siervos”.
Con estas palabras cerraba una visita muy esperada a la INA Sud América, con mucha riqueza espiritual para atesorar y desarrollar en cada corazón.