“Un refugio para nuestra alma”: inauguraciones en Brasil

Durante este mes, nuestros hermanos y hermanas de Brasil celebraron la inauguración de dos iglesias. El martes 7 de noviembre, el Apóstol Reinaldo Milczuk consagró la iglesia Sidrolandia. Al día siguiente, el Apóstol de Distrito Enrique Minio compartió la festiva hora junto a los fieles de Indiavaí.

Habitar tu casa
Luego del Servicio Divino en ayuda para los difuntos que el Apóstol de Distrito Minio había realizado en Bosque da Saúde (San Pablo), estaba previsto que pudiera viajar al estado de Mato Grosso del Sur para la inauguración de la iglesia Sidrolândia. Sin embargo, la partida a casa del Apóstol de Distrito (en descanso) Mario Fiore modificó los planes, ya que su deseo era realizar el Servicio Divino de duelo en Buenos Aires. Fue así entonces que el Apóstol Reinaldo Milczuk recibió el encargo para presidir la inauguración en Sidrolândia, el martes 7 de noviembre por la noche.
Durante algunos años, los fieles se habían congregado en un local alquilado. Ahora la felicidad era plena ya que contaban con un hogar propio. Los 68 invitados, junto a los portadores de ministerio, coro y ensamble instrumental aportaron un bello marco al encuentro.
La prédica se basó en parte de Salmos 84:04: “Bienaventurados los que habitan en tu casa, perpetuamente te alabarán”. “En esta iglesia, el Padre celestial desea servirnos y regalarnos de su gracia, paz, bendición y alegría”, destacó el Apóstol. Asimismo, en el marco de la hora, se llevó a cabo el acto de Santo Sellamiento de tres almas.

Nuestro refugio
Ya de regreso en Brasil, el miércoles 8 de noviembre el Apóstol de Distrito Minio, acompañado por el Apóstol Milczuk y el Anciano de Distrito Mazinho, realizó la inauguración en Indiavaí.
La comunidad toma su nombre del homónimo municipio brasilero ubicado en Mato Grosso, el tercer estado más extenso de Brasil. Por muchos años, aquí los Servicios Divinos eran celebrados en la casa del Pastor (en descanso) Evaldo, quien gentilmente cedía su hogar para las reuniones.
La palabra estuvo basada en el texto bíblico de 2 Crónicas 6:21: “Asimismo que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones”. Durante su prédica, el Apóstol de Distrito destacó, entre otras cosas, que la casa que el Señor nos regala es un refugio para nuestra alma. La concurrencia fue de 28 invitados.