INSTITUCIONAL

Sacramentos

Los Sacramentos son manifestaciones fundamentales de la gracia de Dios. Son actos santos realizados en el hombre para que este pueda alcanzar la salvación, ser adoptado en la comunión de vida con Dios y quedar preservado en ella. Recibir los tres Sacramentos brinda la posibilidad de ser unido con el Señor en el retorno de Cristo.

La salvación de los Sacramentos se basa en la encarnación, la muerte en sacrificio y la resurrección de Jesucristo, así como en el envío y obrar del Espíritu Santo. La correcta administración de los Sacramentos compete a los Apóstoles enviados por Cristo.

La fe es la condición previa para que el Sacramento pueda desarrollar sus efectos de salvación. Jesucristo instituyó tres Sacramentos: Santo Bautismo con Agua, Santo Sellamiento y Santa Cena.

A través del Santo Bautismo con Agua, el hombre llega a una primera relación de cercanía con Dios: se convierte en un cristiano, y por su fe y su confesión a Cristo pertenece a la Iglesia.

Por el Santo Sellamiento, Dios concede al bautizado el don del Espíritu Santo. Ambos Sacramentos juntos conforman el renacimiento de agua y Espíritu, por medio del cual la persona alcanza la filiación divina y es llamada para ser contada entre las primicias en el retorno de Cristo.

La Santa Cena preserva al renacido en la estrecha comunión de vida con Jesucristo. Por tal razón, este Sacramento debe ser recibido con fe una y otra vez. Los Sacramentos también son administrados a los niños (Mt. 19:14).

(Catecismo INA 8)