El crecimiento de la vida divina

Martes 08/08/2023

“En nuestro interior debe desarrollarse la vida que el Padre celestial nos regaló”, fue una de las palabras transmitidas por el Obispo Leonardo Berardo para los 60 niños que, acompañados por familias y maestras, se congregaron en la iglesia Constitución (Argentina) el sábado 5 de agosto, donde compartieron un Servicio Divino especialmente preparado para ellos.


Anfitriones animados
Participaron niños de las comunidades Parque Chacabuco, Villa Lugano, Parque Patricios, Palermo, Boedo, Boca y Constitución, todas de la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, fueron invitadas sus familias y colaboradores de enseñanza de todos los niveles.
Al llegar a la comunidad, las sonrisas de los pequeños se multiplicaban al ver quiénes los recibían en la puerta. Además de los portadores de ministerio locales, dos alegres personajes les daban la bienvenida: “¡Hola! Somos Rebeca y Juan, que tengan una muy bendecida hora”, saludaban dos coloridos títeres ubicados en el ingreso.

Florecer
La prédica del día se basó en el texto bíblico de Lucas 12:27: “Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni hilan; mas os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos”.
Durante los primeros minutos del Servicio Divino, el desarrollo de la palabra estuvo a cargo del Obispo Berardo. “En nuestro interior, Dios ha colocado vida espiritual. Queremos darle a nuestra alma las condiciones favorables para que pueda desarrollarse y así aparezcan hermosas flores y frutos, como el amor al prójimo, la ofrenda y el testimonio”, mencionó.
La segunda parte de la hora estuvo a cargo de dos hermanas, quienes junto a los niños realizaron actividades didácticas con relación al mensaje del día. “¿Qué cosas necesitamos para el desarrollo de una flor?”, preguntó una de ellas. “Tierra; semilla; agua; sol”, fueron algunas respuestas de los niños. “Nuestra alma también precisa de ciertos elementos para crecer. Fe, confianza, amor, paz y oración, son esenciales para ella”, explicaron las colaboradoras. Minutos después, el Obispo regresó al altar para realizar la oración final.
Al finalizar el Servicio Divino, el coro de juventud entonó un himno junto a los invitados. De esta forma, todos los niños ya estaban listos para regresar a sus hogares. Felices por la hora compartida y por los obsequios que se llevaban.

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