“¡Alza tus ojos!”

El domingo 7 de noviembre de 2021 el Apóstol Mayor Jean-Luc Schneider realizó en la Iglesia Central Buenos Aires un Servicio Divino en ayuda para los difuntos, acompañado por el Apóstol de Distrito Enrique Minio, Apóstoles y Obispos de Argentina y Uruguay.

“No me alcanzan las palabras para compartir mi gratitud y alegría por poder compartir este Servicio Divino”, expresó el Apóstol Mayor al comienzo. En esta oportunidad, el encuentro fue transmitido en vivo a comunidades en Argentina, Bolivia, Chile, Paraguay y Uruguay. Donde no podían recibir la conexión, de todas formas fue celebrado el Servicio Divino en ayuda para los difuntos. Por la tarde, estaba prevista una transmisión en diferido del Servicio Divino del Apóstol Mayor, también para Brasil.
Participaron de manera presencial en la Iglesia Central un total de 715 invitados. Los aportes musicales de una orquesta de cuerdas y piano, conformaron un emotivo marco.

Dios puede ayudar y ayudará
Como base para el servir, el Apóstol Mayor tomó el texto bíblico de Salmos 121:1-2: “Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra”.
Explicó entonces que los montes solían ser lugares para alabar a Dios, para tener un encuentro con Él. Hoy día, también muchas personas viven situaciones con las que no pueden lidiar, no entienden qué sucede ni pueden hacer nada. Entonces, se sienten desesperadas y con incertidumbre, explicaba el Apóstol Mayor. Y en el más allá sucede algo similar. Hay almas a las que nadie pudo o quiso ayudar. Ellas también se preguntan de dónde vendrá la ayuda.
“Como hijos de Dios podemos dar la respuesta”, dijo y agregó: “¡Mi socorro viene del Señor!” Nuestro Dios es todopoderoso y más fuerte que el maligno. Puede ayudar y está deseoso de hacerlo, porque Él ama al ser humano. Dios puede ayudar y ayudará.

¡Confía!
Pero para obtener esta ayuda tenemos que hacer algo. Muchas veces como seres humanos necesitamos una explicación. Sin embargo, Dios nos dice: “¡Confía!”. El Apóstol Mayor manifestó que somos totalmente dependientes de Dios y de su gracia. Esto es algo que debemos experimentar y aceptar. Por ello también es necesaria la humildad.
Dios ayuda, pero no quita los problemas y circunstancias. Muchos creen que Dios debería hacer algo para cambiar la situación. No obstante, debemos sufrir las consecuencias del pecado. “La solución es la fe en Jesucristo, para nosotros y para las almas del más allá”, expresó.

“¡Alza tus ojos!”
A veces estamos tristes, no vemos la solución. Debemos abrir nuestro corazón al Espíritu Santo para que nos muestre la gloria de Dios y cuán grande es Jesucristo. Mencionó el Apóstol Mayor: “Todo lo que Dios hace es correcto, Él no comete errores. Su amor es perfecto. Él está presente; no lo vemos con nuestros ojos, pero si nos dejamos inspirar por el Espíritu Santo, podremos sentir la presencia de Dios”.

Nos ayudamos unos a otros
Finalmente, también se refirió a la ayuda que recibimos de Dios tanto en su palabra como en los Sacramentos. Y expresó que como miembros del cuerpo de Cristo, también entre nosotros nos ayudamos mutuamente: oramos y nos consolamos unos a otros.
“Elevemos nuestros ojos a Dios, sabiendo que es el todopoderoso y perfecto. Su ayuda será más grande que cualquier situación”, era el mensaje que el Apóstol Mayor dejaba en el corazón de los fieles.

Luego, fue llamado colaborar en el altar el Apóstol de Distrito Enrique Minio. A continuación, fue celebrada la Santa Cena para la comunidad y en un momento muy solemne y emotivo fueron también dispensados los Sacramentos para los difuntos, a través de los Apóstoles Jorge Franco (Argentina) y Herman Ernst (Uruguay), en representación.
Antes de despedirse, el Apóstol Mayor agradeció a todos los que estaban presentes tanto allí como en las comunidades que recibían la transmisión. “Fue un gran regalo para mí poder estar aquí”, expresó con una gran sonrisa que hacía visible su alegría y que se reflejaba también en el corazón de los hermanos y hermanas de la INA Sud América.