Jesús, nuestro hermano

Lunes 18/01/2021

El Servicio Divino del 17 de enero fue presidido por el Apóstol Herman Ernst, acompañado en el servir por el Anciano de Distrito Enrique Rizzardini, ambos de Uruguay. Aquí, un resumen de la prédica.


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Servicio Divino de palabra – 17 de enero de 2021

Jesús, nuestro hermano

Texto bíblico: Hebreos 2:11: “Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos.”

Mensaje: Santificados por Dios, somos hermanos y hermanas de Jesús.


Al inicio de la hora, el Apóstol Ernst trajo para todos los cariñosos saludos del Apóstol de Distrito, Apóstoles y Obispos. “Es una gran alegría volver a encontrarnos junto al altar”, manifestó con una sonrisa.
“El texto de hoy nos deja un bello mensaje. Jesús nos dice que es nuestro hermano. Él es nuestro futuro y no se nos presenta como alguien que dicta pautas para alcanzar salvación; todo lo contrario, es nuestro hermano”, comenzó diciendo el siervo.
Cristo es la puerta a la cual cada uno puede acceder para obtener la comunión eterna con el Padre celestial. Él nos hace parte de su filiación divina. Combatimos las mismas luchas que tuvo sobre la tierra, porque, al igual que Él, nosotros también perseguimos el mismo fin. “Qué hermoso saber que Jesús siempre posa su mirada sobre nosotros, Él nos ayuda permanentemente”, subrayó el Apóstol.

“Estar santificado” y “vivir santificado”
“Santo es aquel que fue elegido por Dios, que se consagra bajo la voluntad divina, entrega todo su ser”, explicó el siervo. Nuestro Señor Jesucristo es santo, porque es el Hijo de Dios. Se consagró a su Padre como siervo fiel, cumpliendo siempre su voluntad y fue concebido por el Espíritu Santo.
Dios quiere santificarnos, pero debemos hacer nuestra parte. Por el sacrificio de Cristo fuimos sacados de la esclavitud del pecado a la libertad. Dios quiere que luchemos contra ello, venciendo las tentaciones. De esta forma, confirmamos nuestra identidad como sus hijos. Él espera que podamos buscar la santificación.
“Somos santificados porque hemos recibido el don del Espíritu Santo en nuestras almas. Si le damos lugar, vamos a estar equipados para hacer la voluntad de Dios”, afirmó el Apóstol.

Hermanos y hermanas de Jesús
“Mis hermanos son aquellos que hacen la voluntad de mi Padre”, expresó Cristo. Él espera que nosotros podamos hacer la voluntad de Dios. Su ejemplo nos da el marco para llevarlo a cabo. Él fue solidario en todas las circunstancias que se le presentaban. Estaba cerca de los pobres, pecadores y débiles. Además, quiere compartir su herencia con nosotros.
“No tengamos temor en santificarnos”, exhortó el siervo. Demostremos que vivimos conforme a nuestra fe. Esto nos hará ricos espiritualmente, sabios, libres y felices, más allá de las circunstancias que nos toque vivir.
Como hijos de Dios rechazamos la mentira, no juzgamos, no excluimos. Queremos mirar sobre todos, sin hacer distinción. Buscamos la perfecta comunión en Cristo y este es un hermoso propósito para ser santificados.
Jesús no se avergüenza de nosotros. Entonces no nos avergoncemos de ser hijos de Dios. Aunque pudiéramos ser incomprendidos o juzgados, no hay que sentir vergüenza. Cristo va a volver y esto es una seguridad. “Con un corazón sincero y humilde vivamos santificadamente y seremos ricos”, dijo el Apóstol cerca del final.

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