Navidad: La luz de Cristo

Sábado 26/12/2020

Compartimos un resumen del Servicio Divino de palabra transmitido el 25 de diciembre con motivo de la Navidad. Fue presidido por el Apóstol de Distrito Enrique Minio, acompañado en el servir por el Anciano de Distrito Néstor Manzelli.


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Servicio Divino de palabra – 25 de diciembre de 2020

Navidad

La luz de Cristo

Texto bíblico:
Juan 1:9: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”

Lectura de la Biblia: Isaías 9: 6-7; Gálatas 4:4-7

Mensaje: Cristo nos alumbra.

“Es una profunda alegría el poder estar bajo la palabra en este día tan especial donde festejamos la Navidad”, expresaba el Apóstol de Distrito al comienzo de la hora, mencionando luego que si bien es una Navidad que tiene sus particularidades por todo aquello que estamos viviendo, “los planes del Padre siguen hacia adelante y entonces no queremos dejar de preparar nuestro corazón y nuestra alma para mirar hacia ese día que tanto ansiamos, cuando Cristo venga a buscarnos. Y entonces la Navidad se transforma en una fiesta de alegría”. También manifestó que a lo largo del mundo estamos viviendo la Navidad de diferentes formas. “Pero hay algo que nos une: es el regalo de nuestra fe en que Jesucristo vino al mundo para marcarnos el camino a la salvación y la comunión con el Padre”, manifestó el siervo.

La luz de Cristo: en la humanidad
En el desarrollo de la palabra del día, era explicado que a través de Jesucristo podemos conocer la naturaleza de Dios. Cristo vino no solo para mostrar todo su poder, sino también todo su amor, su gracia y su deseo de que podamos estar junto a Él.
Cristo vino para ser una luz e iluminar. En primer lugar, a toda la humanidad. Se viven diferentes situaciones, algunas complejas, que causan dolor. Cristo vino al mundo para que cada uno pueda sentir que Él está cerca de aquellos que le necesitan, de aquellos que sufren y también de aquellos que están alegres. Pero depende de cada uno el poder aceptarlo.
Entonces primeramente quisiéramos reflexionar cómo vivimos la venida de Cristo y lo que Cristo quiere brindarnos, si a esa luz que llega sobre la humanidad le permitimos que alumbre en nuestra vida.

La luz de Cristo: en mi vida
A través de Cristo, Dios nos muestra el camino para alcanzar salvación. Su luz alumbra nuestra vida:
- cuando reflexionamos sobre todo lo que Cristo vino a dejarnos y sobre sus sentimientos de amor, de bondad, de misericordia, sobre su enseñanza, su cercanía y su deseo de que podamos seguirle por amor.
- cuando cotidianamente hacemos parte a Cristo de nuestras decisiones, basándonos en sus enseñanzas y Evangelio.
- cuando intentamos hacer la voluntad de Dios y transitar su camino de gracia.

La luz de Cristo: en mi ser
Esa luz de Cristo debe también estar en nuestro interior. Dios nos ha dotado de la conciencia para poder decidir qué está bien y qué está mal, de la razón, que nos permite ir desarrollando muchos aspectos de nuestra vida y nos ha dado un hermoso regalo: la fe. ¡Queremos también darle lugar en la toma de decisiones!
La luz también nos ayuda a darle orden a nuestra vida. Nos preguntamos: ¿Qué desea Dios que yo cambie, para acercarme a la imagen de Cristo? Él es nuestra luz. Si lo tomamos a Él como modelo, no vamos a equivocarnos.
De ese modo, nuestro ser interior va a ir tomando la forma que Dios espera y vamos a sentirnos plenos en Cristo, porque su luz va a alegrar nuestra vida y va a dar paz en el corazón, nos va a dar dominio propio y nos va a permitir tomar las decisiones bajo la voluntad de Dios.

Llevar la luz de Cristo
Por último, queremos llevar la luz de Cristo a todos los que nos rodean. Tenemos una misión, una tarea, que es llevar el Evangelio. Y la mejor manera de hacerlo es a través de nuestra propia vida, mostrando que nos decidimos por Cristo y que su luz está en nosotros.
En este tiempo de Navidad, Dios nos llama a ser una ayuda, una alegría, a disfrutar la paz que el Señor quiere darnos, más allá de lo que cada uno de nosotros esté viviendo. Dios desea que todos juntos podamos vivirla en alegría y en paz, bajo la luz que el Señor Jesucristo nos dio, sirviendo a Dios y a nuestro prójimo.
¡Que la luz de Cristo pueda brillar en nosotros y que podamos ser luz para otros!

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