Abundar en amor - Resumen del Servicio Divino

Martes 10/11/2020

El Servicio Divino del domingo 8 de noviembre fue presidido por el Apóstol Guillermo Canessa, acompañado en el servir por el Obispo Leonardo Berardo. Compartimos un resumen de la prédica.


Para descargar un resumen de la prédica en formato pdf, por favor hacer clic en: Resumen

Si desea acceder a un extracto en video, por favor hacer clic en: Video

Para acceder al audio de la prédica, hacer clic en: Audio

Servicio Divino de palabra – domingo 8 de noviembre de 2020

Tema: Las últimas cosas: preparación para el retorno de Cristo

Título: Abundar en amor

Texto bíblico: 1 Tesalonicenses 3:12-13: “Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos.”

Mensaje: La solidaridad practicada con amor debe reinar en nuestra comunidad y caracterizar a nuestro entorno.

“Les damos la bienvenida al altar del Señor, cada uno donde se encuentra, pero todos unidos en el mismo sentimiento y en este lugar que es el de la manifestación de la palabra, del Espíritu de Dios”. Con estas palabras el Apóstol Canessa iniciaba esta nueva hora, para luego desarrollar el texto del día.
La meta de nuestra fe es ser dignos y aceptados por gracia en el retorno de Cristo. Para ello, hay un trabajo interior en el alma que es de todos los días. Queremos alcanzar la patria celestial cuando Cristo venga a buscarnos. Dios nos regaló nuestra fe, pero es nuestro trabajo acrecentarla, desarrollarla.
El Apóstol Pablo estaba por visitar a los tesalonicenses, pero por algunos inconvenientes no pudo ir y envió a su colaborador Timoteo. Por eso también les escribe. Tenía un gran amor por esta comunidad, quería saber cómo estaban.

Crecer en el amor de Dios
Esta es la primera gran tarea que el Apóstol encomienda a la comunidad. Habla de que abunde el amor de unos con otros. Es la misma preocupación de cada Apóstol y cada siervo, en la actualidad también. Poder estar cerca, llevar la palabra del Evangelio, crecer en el amor. Y es una tarea de todos los días. Tenemos un cuerpo, un alma, un espíritu. A veces solemos preocuparnos por cosas que luego quedarán sobre la tierra. Es importante que en el reconocimiento que Dios nos regala nos vayamos preparando para preservar aquello que es inmortal. Y desarrollar también esta tarea, crecer en el amor, que abunde en nosotros.
Amarnos unos a otros: fue un pedido para esa comunidad, pero también lo es para nosotros hoy. Queremos poder reconocer el amor de nuestros siervos y sentirnos en comunión con nuestros hermanos y hermanas. Se trata del amor de Dios, un amor eterno, el mismo que Cristo trajo a la tierra, sin miramientos, sin divisiones, sin limitaciones. En ese amor tenemos que crecer.
El mensaje de hoy habla de la solidaridad. Es importante ayudarnos unos a otros, incluso materialmente. Pero no es lo más importante, sino que se trata de ser solidarios con amor, de llevar una palabra de consuelo, de fortaleza, de confianza a nuestros hermanos y hermanas, así como nosotros mismos lo necesitamos. Necesitamos de la oración: oramos unos por otros. Esto nos hace crecer como comunidad de Cristo.

Preparación para el retorno de Cristo
No olvidamos que nuestra meta no es sobre la tierra, es llegar al reino de los cielos, a la vida eterna junto a Dios. Para este desarrollo espiritual es fundamental ese amor. “Para que sean afirmados vuestros corazones”, dice el texto que hemos leído. Queremos quedar firmes en el amor de Dios.
Hay un solo camino para poder vivir en paz y es Cristo. Queremos que otras personas puedan acercarse a Cristo y nosotros podemos ser de ayuda en esto. Tenemos la misión de llevar el Evangelio, de compartirlo con nuestro prójimo, con quien está a nuestro lado, con quien compartimos muchas horas. Que sepan que Cristo está activo en su Iglesia en el ministerio de Apóstol y que nos quiere llevar a una vida eterna. Que su enseñanza se multiplique en nosotros y podamos transmitirla con amor.

Irreprensibles delante de Dios
Hemos sido elegidos por gracia de Dios, no porque lo merezcamos ni porque seamos mejores. Fue por gracia y por amor. Entonces queremos mantenernos “irreprensibles”, es decir, demostrar que esa elección no ha sido en vano, valorando el sacrificio de Cristo, que por amor entregó su vida por nosotros y creciendo entonces en ese amor. Seremos irreprensibles ante Dios por obra de esa gracia, que también nos guía a dirigirnos al prójimo con amor. No siendo indiferentes, sino conmoviéndonos en el dolor del otro, ayudando, siendo solidarios, amándonos unos a otros con el mismo amor con que Dios nos ama.

GALERÍA