A Dios nunca le dije “no” - Entrevista a la hermana Susana Barbieri

Miércoles 27/07/2011

Cuéntenos acerca de usted. ¿A qué comunidad concurre? ¿Desde cuándo conoce la Obra de Dios?
Mi nombre de soltera es Susana Laspina. Nací en un hogar nuevoapostólico. Mi comunidad inicial fue Gerli 1 (Sur del Gran Buenos Aires, Argentina) y mi padre fue el primer Diácono que tuvo la comunidad de Villa Obrera. Mi apellido de casada quizás resulte conocido; soy nuera del Prelado Barbieri.


¿Cómo está compuesta su familia? ¿Todos son nuevoapostólicos?
Mi familia está compuesta por mi esposo, que colabora como Pastor dirigente en la comunidad Bolívar y con quien compartimos 36 años de matrimonio, y mis seis hijos: cuatro varones, de los cuales tres tienen el ministerio de Diácono, y dos mujeres, sólo una casada. Ellos son la cuarta generación de apostólicos.

Usted posee un don especial para la confección de las llamadas “tarjetas españolas”. ¿Cómo y cuando comenzó a realizarlas? ¿Ha participado de cursos específicos en este arte?
Hice cursos intensivos para aprender la técnica base pero luego agrego en todas mi toque personal. Cada tarjeta es entonces un “modelo único y exclusivo”. No hay dos tarjetas exactamente iguales.

¿Cuánto tiempo le demanda preparar una de estas tarjetas? ¿En qué se inspira en el momento de confeccionarlas?
Cada tarjeta puede llevar 4 ó 5 horas de preparación. Mi profesión es modista, por lo que cada vez que veo un detalle en un vestido lo adapto como idea para una tarjeta. Así le doy ese toque personal del que hablaba antes.

¿Qué significa para usted realizar esta manualidad? ¿Qué le alegra de ella particularmente?
Pienso en para quién va a ser, y deseo que se alegre de corazón aquel que la recibe.
En una oportunidad, una hermana me pidió una tarjeta para una fiel hija de Dios con una enfermedad difícil, para que cuando despertara sus ojos se alegraran hasta el alma, como si fuera para un Apóstol. Si esto se logró, allí está mi alegría.

¿Ha realizado este tipo de tarjetas como souvenir en ocasiones especiales en nuestra Iglesia? ¿Recuerda alguna anécdota en particular relacionada con esto?
Yo nunca vendí mis tarjetas. Siempre las dediqué a Dios. Disfruto sólo viendo el rostro de alegría del que la recibe. Recuerdo una ocasión especial: la visita de jóvenes de Santiago del Estero al predio Las Catonas, en Buenos Aires. ¡Tuve que hacer 40 tarjetas!
El Apóstol de Distrito actual varias veces me ha dicho: “Usted tiene manos de artesano…”

¿Desarrolla alguna otra actividad en la Iglesia?
Participé del coro de mi comunidad desde los 14 años de edad hasta mi casamiento, a los 25. Luego llegaron los hijos y se me hacía difícil colaborar. Una vez crecidos pude retornar a los coros y hace 16 años que participo en el Coro General. También colaboré como maestra de la Escuela Dominical, donde realizaba también tarjetas para los niños.

¿Cómo vivió el evento de participar del coro que cantó para el Apóstol Mayor en Las Catonas, el pasado mes de marzo?
Para mí fue algo muy especial. No pude saludarlo personalmente, pero en un momento sentí su mirada, que guardo en mi corazón todos los días y pienso: “¡El Apóstol Mayor me miró!”.

¿Alguna vez algún Apóstol Mayor tomó en sus manos una de sus creaciones a modo de regalo?
No lo sé. Según comentarios, en una oportunidad mis creaciones fueron expuestas sobre la mesa de la sacristía en la iglesia central en una de las visitas del Apóstol Mayor. Tal vez alguna tarjeta haya viajado a Alemania…

¿Qué sugerencia daría a nuestros jóvenes de hoy?
Les diría que nunca dejen de trabajar para la Obra de Dios. Que se den la alegría de alegrar a un hermano. Muchas veces lloré haciendo las tarjetas pero Dios me lo recompensó con alegrías. A Dios nunca le dije “No”.

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